Icaro despierta

Muchas veces en la historia, pequeños pasos se han traducido en grandes avances, y así como Neil Amstrong caminó en la luna y con apenas unos cuantos centímetros nos llevó a todos a una nueva era, en numerosas ocasiones, una pequeña acción puede cambiar el rumbo de nuestras vidas. Hoy, yo di un pequeño paso con grandes consecuencias para mi: he decidido volver a escribir, bien decía mi sabia Bisabuela Remedios que mala hierba nunca muere, y por lo mismo creo que mis choco-aventuras seguirán convirtiéndose en unos cuantos bytes en este blog, espero que este retorno sea mejor recibido que aquel retorno en 1954 de Coco Chanel a la moda Parisina.

Debo contarte que mi vida ha cambiado mucho desde la última vez que nos leímos, siguiendo la línea de Britney Spears y sus cambios radicales en cabellera, figura y estado mental, ahora yo me encuentro escribiéndote desde mi nuevo hogar en Madrid, con algunos kilitos menos, mucha ropa más, una Visa Internacional que se ha deslizado más que una stripper de Las Vegas en su tubo, y unas ganas enormes de conocer hasta la última esquina de esta ciudad.
Es maravilloso inclusive pasar horas caminando en Gran Vía, en Chueca, La Latina, en la Princesa y dedicarse a observar edificios que derrochan estilo e historia, así como deleitarse con los aparadores de las mejores tiendas y claro está, también viborear a cuanta persona se cruza en nuestro camino, algunos “majísimos” y muy “pijos” cual modelos de Vogue Man, otros estrafalarios cual Alaska de Fangoria y uno que otro “guiri” o extranjero tomando fotos por doquier.

En general la ciudad es sumamente dinámica, la gente corre de arriba abajo todo el tiempo, tanto que los primeros días me sentía cual Alicia en el país de las maravillas, menos rubio pero correteando al conejo con el reloj, ya que esta gente te contagia la prisa y terminas corriendo en los pasillos del metro aún cuando tu no tengas tanta urgencia de llegar a tu destino, sobre todo si calzas unos zapatos de piel de cocodrilo que aunque divinos, no te permitirían jamás correr los 100 metros planos.

Honestamente, los primeros días aquí fueron como de película literalmente, ya que me sentía en una cinta de Pedro Almodóvar, rodeado de ese acento madrileño divino, de colores estridentes en las calles y ese genotipo tan distintivo del español, solo me faltaba conocer a Rosy de Palma o a Penélope Cruz en cualquier esquina, o mejor al papito de Bosé con sus tacones lejanos. Pero bueno, de todo sueño despierta uno, y mi continua ilusión de que estaba en un lejanísimo plató de cine español donde todo era diferente a lo que yo conocía, se vino abajo súbitamente cuando luego de una tarde de caminata y lectura en el Parque del Retiro, pasé entre varios puestos de castañas asadas y de ¡elotes asados!.

Si mi estimad@ lector, cual Parque Burundas de Juárez, el parque de las Américas en Mérida o por la MacroPlaza en Monterrey, aquí también comen sus buenos elotitos asados, a la más fina usanza del “morderlo del palito”, por más soez y delicioso que suene esto último. Y fue en ese momento, al oler el elote al igual que en mi México cuando el espíritu siempre reflexivo de cosas insulsas Icaro despertó, y fue entonces cuando empecé a cuestionarme que después de todo este tiempo, sin darme cuenta he vivido en un lugar más similar a México del que yo creía, ya que aquí, al igual que en mi amado país, ya que aquí:

• Son Igual de Consumistas: Aún cuando el Europeo nos trate de vender la idea de que odia a los americanos y su estilo de vida (adoptado ya por muchísimos mexicanos mall-addicts) aquí son igual de consumistas que Paris Hilton en Rodeo Drive, y para pruebas tenemos de que aquí hay más Tiendas Zara que OXXOs en Monterrey, y en el metro uno ve que la gente si se compra su buen número de garritas a la semana, eso si, no acostumbran tanto ir a un Mall para surtirse, sino que al caminar sobre GranVía o FuenCarral tienes más tiendas que en un Gallería Mall, con la maravillosa diferencia que aqui las tiendas son más grandes y aparte uno camina más entre tienda y tienda. El resultado es que quemamos calorías, obtenemos unas piernatzas de miedo cual Vedette Setentera y tenemos más opciones de compra. Otra muestra que los europeos también le dan a eso de la adquisición masiva es Ikea, el Disney World del gay, en donde la gente es capaz de pasarse más de 8 horas escogiendo sofás, tapetes, recámaras y artículos para el hogar en general; aparte de volverse adicto a cuanto producto alimenticio hay en Suecia, a ver si al consumirlos mucho nos volvemos rubios y de ojos azules.
• Son igual de Jotorronas: Quien creía que solo en el Taboo podía encontrar torcidérrimas vestidas con jeans de niña y cabellos en ultra-crepé de Silvia Pinal, se equivocaron, aquí por más que uno venía a ver solo a hombres españoles grandotes, barbones y con pinta de mata-jotos, aquí también tienen sus intentos de Barbie, los cuales al igual que en México andan en manadas de clones todos vestidos de la última barata de Bershka y hasta con Gloss de labios, que aunados a los pelos parados terminan pareciendo mas una rara especie de pájaros flacuchos, por lo que no dudo que algún amante de los pájaros consideraría Chueca un ecosistema lleno de esta fuertísima Especie.
• Son igual de alcohólicos: En mis primeras noches “de marcha” descubrí que no solo el Euro está fuera de la escala de nuestro amado peso, sino que aparte aquí no se tientan el corazón para cobrarte un cover de 15 euros por antro, y sacarte los ojos con bebidas que a 8 euros dentro, algo que dista mucho a las borracheras maravillosas en Papa´s Bill o los accesibles martinis del Café Galería en Monterrey. Mi primera impresión fue que la gente aquí no tomaría tanto, ya que por más que aquí haya más poder adquisitivo, la gente joven tampoco gana la fortuna como para embriagarse a precio de Caviar Beluga y Moet Chandon; pero mi sorpresa fue mucha al ver que la gente, al igual que Lindsay Lohan, sale en calidad de bulto de las discotecas. Le di muchas vueltas a esta idea en mi cabeza de lo que pagaría esta gente para ponerse en ese estado etílico, la respuesta vino unos días después cuando me invitaron a un “botellón” casero, que es lo que la gente hace antes de ir al antro, ponerse “ciego” tomando en casa o en las calles (con botella en mano y por eso el nombre) para llegar a la disco ya bastante servido y solo recurrir a unos cuantos drinks más para conservar el estado feliz un buen rato.
• Son igual de groseros: Quien crea que en México es el único país donde hablamos mitad palabras “normales” y mitad insultos, aquí se sorprendería, ya que aquí no es mal visto proferir la palabra puta, joder y anexos, siempre y cuando no se involucre a alguna persona con esas palabras, por lo que aquí alguien con el mal de Tourette, podría pasar algo desapercibido. Pero bueno, ahora he comprobado que aquí no solo son groseros con insultos, sino también con la actitud, para ejemplos me remito al Rey y su: ¿por qué no te callas?, que aún cuando lo AMO por habérselo dicho a Chávez no deja de mostrar que los habitantes de la Madre Patria son de armas tomar: sus lenguas.
  

Luego de un breve análisis, me siento un poco más en casa, ya que aún cuando sonaba glamouroso vivir en un continuo mundo de Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios, no cabe duda que la vida real es más graciosa y llevadera; y luego de observar lo excesivamente similares que somos los mexicanos a los españoles, no cabe duda que cada cabeza es un mundo, pero todos esos mundos pertenecen a un mismo universo, en el cual todos podemos ser diversos, pero mantenemos una identidad que nos hace para bien o para mal una especie de un comportamiento similar, pero con la gran ventaja a otras especies, que nuestra “evolución mental” puede darse mucho más rápidamente y con esto podemos hacer que cada planeta de nuestro universo pueda mejorar y crecer con el paso del tiempo.

Pues bueno, bienvenid@ seas nuevamente a este Blog, espero sigamos en contacto cada Viernes, en esta nueva etapa, en la que Icaro logró salir de su isla, para caer ahora en una península que pinta traerle “mogollón” de buenos ratos.