viernes, mayo 12, 2006

México, creo en ti

Estimado lector: Últimamente me he sentido inmerso en aquellos comerciales de modelos anoréxicas con body painting de TVAzteca con flora y fauna de nuestro país, por todos los lugares que miro hay manifestaciones de la mexicaneidad y el amor y la pasión por nuestra patria y su gente.


Ya sea en manifestaciones en EUA por las leyes migratorias, por la invasión de anuncios en apoyo a la selección nacional para el mundial o por la ráfaga de anuncios por las próximas elecciones, o por eventos del 5 de Mayo, en todas partes se nos recuerda que somos Mexicanos, con derechos y obligaciones, pero aparte de ser una raza maravillosa (y modesta) nos caracterizamos entre muchas cosas por:

  • Vivimos celebrando: Somos una cultura alegre, festiva y carnestolenda, y no precisamente porque andemos moviendo el bote y las carnes cual bailarina de Rio de Janeiro, sino porque hacemos fiestas casi cada día y el reunirnos con nuestros amigos y familia son actividades obligatorias en cada semana. Desde el bautizo hasta las bodas de platino el mexicano tira la casa por la ventana con cada celebración. ¿Quién no conoce de alguien que haya empeñado hasta a su abuelita con tal de celebrar en grande los XV años de su puberta-capullo, y ataviarla en una falda-repollo color champagne y unos guantes blancos brocados?, mucho menos se piensa en escatimar en contratar a los chambelanes vestidos de militar, con todo y sustitutos para que levanten con confianza a la sobre-pasadita de peso festejada o en un pastel de 16 pisos con fuentecitas.
  • Usamos el reloj como mero accesorio fashion: Frases como, te veo en 5 minutos, que se vuelven 1 hora o el clásico inicio de toda actividad a las 8:00 AM para empezar a las 9:30 AM han marcado toda mi vida. Somos una nación que siempre llega impuntual a todas partes y que creemos que nadie se molesta cuando para compensar el retraso de 50 minutos para una junta, sonreímos y decimos: el tráfico estaba horrible (aunque vivamos en Ahuetetzingo de las Flores, un pueblo bicicletero de tres calles y sin carros). En México la gente usa reloj porque combina con su outfit, porque lo consulta en selectas ocasiones, como para la hora de “la salida” de la escuela o del trabajo, para la cual, si somos muy puntuales.
  • Reirnos de todo: Ya sea escribiendo una “calavera” el 1 de Noviembre para reírse de la muerte, o parodiando por televisión un caso de atropello a los derechos humanos (alias el Gober Precioso); el mexicano siempre se ha caracterizado por sacarle el lado cómico a la vida y a sus situaciones. Somos gente positiva y de humor algo negro, con el que nos burlamos de nosotros mismos o de nuestros congéneres. Somos una nación que disfruta de apodar a la gente sin importar los traumas que podamos causar a largo plazo. Algunas veces parece que hasta los padres parecen burlarse de sus propios críos, como niñas negras como africanas que se llaman “Blanca” o “Piel de Angel”.
  • Ser muy intensos y mitoteros: Somos intensos en llanto y drama, no solo porque somos adictos a todo lo que haga Rosy Ocampo o Argos Televisión, sino porque hasta para hacer caridad nos gusta el show, nos encanta chutarnos el Teletón completo para ver las lacrimógenas cápsulas de niños especiales y no damos dinero hasta que Lucerito no sale a llorar en el escenario con un maravilloso close up “porque son las 4 de la tarde, y apenas vamos a la mitad, y a lo mejor este año no llegamos a la meta”.
  • Tenemos complejas relaciones familiares: A diferencia de nuestros vecinos del norte, o la mayoría de las civilizaciones occidentales, en nuestro país es muy común que pasados los 25 sigamos viviendo en casa de nuestros padres, en medio de gritos, reclamos y reproches por parte de nuestras madres, pero ahí estamos. Y es porque las relaciones hogareñas en México son muy extrañas, ya que tenemos una co-dependencia con nuestro núcleo familiar, en la que los gritos de nuestras progenitoras se compensa con la comida casera y las exigencias de explicaciones de donde pasamos toda la noche se nos olvidan con tal de seguir estando con nuestros gorrosos pero amados padres, aunque luego tengamos que ir con Carmencita Salinas a “Hasta en las mejores familias” para conciliar nuestros problemas y abrazarnos llorando.


Mientras termino de enlistar algunos de los “sellos” del Mexicano, no puedo evitar sentirme alegre, irónico pero muy patrio. Si mi juego cromosomático fuera diferente, hasta pensaría en dejarme las trenzas y portar un traje de china poblana o probablemente un hermoso huipil. Debo decir que por más de mi inegable influencia americana (cuenta los pochismos en esta página) o por las raíces de mi familia, me considero un mexicano al 100%, me enorgullezco de la vitalidad de nuestra gente, el ingenio para optimizar las cosas y la calidez con los extranjeros (ojo, calidez significa ser buena gente con ellos, no necesariamente ligarlos en Vallarta o Can Cun) y siento coraje cuando aún hoy en día en algunos lugares representan al mexicano como un ser dejado y mediocre recostado en un cacto y durmiendo con su sombrero: México como país tiene la riqueza de ser fruto de un mestizaje de dos culturas, que aprendieron de su pasado, para poder tener un mejor futuro.

Tengo que confesar que en estos climas de ambigüedad política donde el futuro se ve amenazado por “Peligros” (léase AMLO), cuando leo en el diario asesinatos o cuando veo actos de corrupción, ha pasado por mi cabeza migrar a tierras más al norte, pero no puedo dejar de pensar en lo mucho que extrañaría mi país, ya que es cierto que nuestro México no es perfecto, pero está repleto de gente que es buena de corazón, honesta y que lucha por su patria y que vive a diario el “Si se Puede”, y toda esa gente, ha aprendido que la única forma de alcanzar los grandes sueños, es estando juntos y no siendo apáticos e indiferentes a la realidad nacional. México no es donde habitamos, México es el como vivimos: Vive México, ¡Viva xico!.