viernes, enero 26, 2007

¡Hijo de la Malinche!

Esta semana, específicamente el día Martes, en Los Angeles California, hubieron noticias desde muy temprano, pero no el tipo de noticias al que nos tienen acostumbrados, como Paris Hilton o Mel Gibson alcoholizados insultando policías y peatones, o Britney refrescándose la genitalia con la brisa del mar, sino algo un poco menos etílico o exhibicionista: Las Nominaciones a los premios de la Academia 2007.

El común denominador en las nominaciones, es que así como en el 2001, hubo una fiebre afroamericana, donde Denzel Washington y Halle Berry y toda la gente con alto conteo de melanina en la piel, arrasaron con los premios, ahora las revelaciones son orgullosamente mexicanos, ya sea como directores, actores ó guionistas. Inclusive la portadora de las nominaciones fue una mexicana, Salma Hayek, quien su único error ese día fue pensar que vestida con un mantel blanco y negro de Isaac Mizrahi para Target se vería elegante, étnica y vanguardista.

Cabe recalcar que debido a estas nominaciones, ahora en todo el país se habla del excelente cine mexicano, y gracias a Dios, ya que es una industria que después de pasar décadas en una decadencia con Lola la Trailera, historias de ficheras y películas de grupos musicales, al fin empezó a florecer hace varios años, con producciones tales como El Callejón de los Milagros (1995), Como Agua para Chocolate (1992) y Cronos (1993) que fueron en su momento un parte aguas para derivar en lo que hoy vemos en pantalla. Lo que es preocupante, es que para la mayoría de la población, es necesario que una Academia fuera del país reconozca la excelencia en algunas producciones de nuestro país, para voltear la mirada y darse cuenta que existe. Y es que el mexicano, por naturaleza es malinchista, y tendemos a darle muchas veces más importancia a lo que dicen las otras culturas y sociedades, a lo que nosotros creemos y sentimos de nosotros mismos, en cosas tales como:
  • En la comida: Puede ser que México tenga cadenas de servicio de café y comidas de todo tipo desde hace muchísimos años, pero hasta que no llegaron Starbucks y IHOP a nuestras vidas, no nos sentimos realmente felices y completos. Es impresionante como ahora todos los regiomontanos hacen filas enormes solo para estar a la moda americana de ir a comer hot cakes de alto precio a cualquier hora, solo porque es lo IN hoy en día, mientras que cadenas mexicanas como Vip´s o Florian´s están cerrando cada vez más sus sucursales ó inclusive desapareciendo, solo porque no tienen el menú en inglés, ya que parece que para much@s mexican@s parece ser más glamouroso pedir scrambled eggs que unos huevos revueltos y ni siquiera pensar en huevos rancheros o unos motuleños…. ¡Naquísimo Mil!
  • En el idioma: Es de lo más feliz que alguien en una clase, en una junta o en una conversación de la vida diaria use palabras en inglés, alemán o francés, pero es visto como “low” (mordida de lengua) que alguien saque una palabra en Nahuatl o Purépecha, y súbitamente a esa persona la consideras bajada de la Sierra. A mi personal punto de vista, es igualmente de inaceptable que mezclemos dos idiomas o lenguas sean cual sean estos, ya que el compromiso que tomamos al hablar español, italiano o cualquier dialecto es respetarlo usándolo de manera correcta, nos guste o no. Este amor al idioma extranjero se traduce hasta en las canciones contemporáneas, donde ahora hasta Belinda quiere cantar mitad de canción en español y la otra parte en Inglés, cuando con trabajo la niña puede vocalizar unas cuantas notas.
  • En la ropa: En nuestra mentalidad es muy común pensar que una camiseta blanca con una impresión a dos tintas y un algodón de procedencia dudosa pueda costar más de 190 dólares si es D&G o Versace, pero se nos hace inconcebible que Sarah Bustani o David Salomón nos quieran vender a 900 pesos una camisa de manga larga de lino. Generalmente estamos casados a la idea de que los diseñadores buenos por naturaleza son extranjeros, lo cual aplica en muchos casos, pero siendo sinceros, hay que estar conscientes que a final de cuentas en muy pocas ocasiones utilizamos ropa que estuvo en la pasarela de la colección y diseñada por el mismo Steffano o Miuccia sino que en la mayoría de los casos utilizamos solo camisas, camisetas, pantalones que en pocos casos tienen una relación directa precio a calidad. Ya que a fin de cuentas, la maquila de tus jeans, sean Caramelo, Juicy o TTJeans, es a la larga tristemente la misma: algún pobre pueblo explotado en México o China.
  • En l@s novi@s y amig@s: Es muy común sobre todo a mediados de semestre en las universidades, que hombres y mujeres mexicanos se emparejen con la fauna de intercambio, lo que se me hace exagerado, es que tod@s est@s nacionalit@s paseen a su Britanny, Steven, Jessica o John, como si fueran un pura sangre ó un trofeo, donde el que tenga el espécimen más blanco, alto y en el caso de las mujeres con más grande pechonalidad, gane.

Es muy relevante percatarnos que aún cuando no nos demos cuenta, en nuestra conducta diaria, tomamos muchas actitudes malinchistas, que son a final de cuentas tabúes mentales de que todo lo hecho fuera de nuestro país es mejor. Lo que tenemos que estar conscientes, es que esa forma de vernos a nosotros mismos, hace que estemos estancados y que terminemos siendo un pueblo de importadores, en vez de un país que exporte, y con esto no me refiero solo a productos, sino también a tecnología, a nuestro idioma y sobre todo a nuestra tradición y costumbres.

Tengo que aclarar, que en el psique humano, es algo relativamente común que nos sintamos atraídos hacia lo que es diferente a nosotros, por lo que es normal que hasta físicamente hablando, al que es blanco le pueda parecer atractivo un moreno ó viceversa, tal como las gringas se ligan a lancheros en Acapulco, o el niño rubio de la escuela en Monterrey sea el más acosado por las compañeritas, aún cuando sea wero del Cercado. Pero a fin de cuentas esta atracción a lo desconocido no justifica que todos nos tengamos que ajustar a los cánones de belleza europeos o americanos, ya que estos patrones excluyen a gran parte del mundo por algo tan simple como la genética.

Creo que hoy en día, en plena construcción de una aldea global, como mexicanos tenemos que estar más que nunca orgullosos de nuestra propia “colonia” o “sector” en esa comunidad internacional y debemos de aprender que el gritar SI SE PUEDE, no solo debe aplicarse al Teletón o a los Partidos de la Selección Nacional, sino que debe ser una mentalidad constante que se traduzca en nuestro trabajo, en el consumo de lo nuestro y en afianzar nuestra historia y nuestra cultura. No esperemos que la gente de otros países nos venga a enseñar lo valiosos que somos y lo mucho que tenemos como mexicanos.

Dejemos de ser borregos que solo siguen modas, démonos cuenta que nuestra capacidad, ingenio y pasado, son lo suficientemente abundantes como crear tendencias, conceptos e ideas que revolucionen al mundo. Somos a la larga la evolución y fusión de pueblos que fueron capaces de construir una ciudad completa sobre el agua, de inventar el cero, de calcular fechas exactas de fenómenos astronómicos. Recordemos todo lo que somos y vislumbremos claramente lo que queremos llegar a ser y trabajemos HOY para lograrlo.