jueves, julio 20, 2006

Depende... ¿de que depende?

Hay muchas personas que merecen entrar al record de Guinness, los ejecutivos de programación de TVAzteca son unos de ellos, y sin duda entrarían como los mayores exprimidores de un concepto “junk” como La Academia, ahora con la innovación de que los estudiantes son llamados, la generación de la luz. Y creo que esa Generación de la luz ya hizo corto circuito, ya que la semana pasada en la que debutaron en TV nacional tuvimos un gran apagón muchos habitantes de la ciudad de las montañas, creo que la instalación eléctrica de la ciudad no pudo soportar las desentonadas voces o el look de Lolita Cortés.

Susodicho apagón me causó horas de angustia ya que el contenido de mi refrigerador y la temperatura perfecta de mi reserva hogareña de Moët & Chandon se vieron amenazados por el corte en el suministro eléctrico, pero nada se comparó a la caliente noche, y no en el sentido horny que a todos nos gusta vivir, sino el calor sudoroso causado por la ausencia de clima artificial, en ese momento, cuando la desnudez en la cama se volvió obligatoria y no placentera, fue cuando agradecí mentalmente a Volta, Franklin y a todos esos físicos sus descubrimientos que permiten mi diaria comodidad, y también me percaté de lo excesivamente dependientes que somos a la electricidad para todas nuestras actividades, y así como esta, tenemos muchas otras dependencias en nuestro existir, tales como:
  • A nuestras autoridades paternas y su vivienda: Luego de dejar la adolescencia como latinos tenemos la tradición de mantener nuestra residencia en casa de nuestros padres hasta casarnos o arrejuntarnos con nuestra pareja. Pero para muchos, este corte al cordón umbilical, se vuelve una verdadera odisea, ya que se acostumbran a vivir sin pagar renta, servicios, comida, lavandería y demás, y desean para siempre vivir con las comodidades del Hilton Grand Luxury paternal, donde su Madre-Mucama les soluciona la vida entera. Esta triste realidad, semejante al guión de “Failure to Launch” (2006) se traduce en hombres de más de 30, que siguen sin saber como lavar, planchar, cocinar o respirar con la boca cerrada, porque tienen una madre que lo hace por ellos.
  • A vivir con la TV prendida: Ya sea para matar nuestras preciadas neuronas o por el simple placer de cambiar sin parar con el control remoto viendo todo y nada al mismo tiempo, nos hemos acostumbrado a vivir con la televisión prendida. Esta pequeña dependencia a oír o ver a la “caja tonta” es admisible, siempre y cuando no se nos ocurra prenderla en el pleno momento de pasión con nuestra pareja o cuando no nos sentimos completos si no oímos de fondo la sexy y ronca voz de Talina Fernandez en su nuevo show vespertino.
  • A seguir una tendencia o una moda: Los medios de comunicación y la publicidad misma nos indican cuales son los “Must” de la temporada, que en antaño eran únicamente de ropa y accesorios y hoy en día son también de gadgets e inclusive automóviles. La continua repetición de esta necesidad de actualizarnos y acoplarnos a la moda, así como nuestro aumento en el poder adquisitivo nos han llevado a creernos que si no tenemos el más nuevo iPod, no vestimos Gucci o no manejamos un Mercedes Benz no podemos sentirnos tranquilos; y esto es únicamente por la dependencia a sentirnos vanguardistas o simplemente, sentirnos lo de hoy.
  • A las relaciones sentimentales patológicas: Todos conocemos al menos a una persona cuya vida sentimental inspiraría a mil novelas de Cara Estrada; ya que si no es porque se enamora de un patán golpeador, se enamora de un arribista social o de una vividora. Lo peor de muchas de estas personas es que son reincidentes en las relaciones problemáticas, y parece indicar que no pueden vivir en paz una relación, pues en el fondo les gusta vivir en conflicto emocional, y permanecer en el rol de María Mercedes toda su vida; es decir son dependientes a ser las víctimas de toda historia.
Existen muchos más casos y más tristes, tales como la dependencia al poder, con personajes desde Napoleón hasta AMLO, a lo largo de la historia muchísimas personas han perdido la cordura y han olvidado sus fundamentos ideológicos solo por mantener el poder otorgado por su estatus político o militar. A muchos de ellos esta ambición y necesidad de poder los ha llevado a la tumba, a otros en el rezago histórico.

Pero como todo en la vida, hay dependencias que pesan más que otras, no puedo dejar de pensar que sin la Coca-Light, las Chip´s Ahoy Chewy y Express by the Limited, mi vida sería más triste que un Enero sin baratas post-navideñas. Lo triste es que hay dependencias que se convierten en verdaderas adicciones, que secan nuestras ganas de ser mejores y amargan las relaciones con los seres que amamos, es así muchas veces como las drogas y el alcohol, pueden llegar a arruinarnos la vida, basando nuestra felicidad pasajera en un estado irreal e inconsciente.

Es por eso, mi estimad@, que creo que a fin de cuentas, las únicas dependencias que debemos de tener es a nosotros mismos y a la vida misma y a lo que podemos lograr con nuestra dedicación, esfuerzo y carisma; ya que por más de que siempre tengamos el apoyo de nuestra familia y amigos, debemos percatarnos que somos nosotros mismos los principales interesados en que nuestro diario vivir sea fructífero, lleno de aprendizajes y buenos momentos.
Te deseo un fin de semana lleno de cosas buenas, de mente, cuerpo y corazón....
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