viernes, febrero 09, 2007

Una Vida de Novela

Observando nuestro entorno, nos damos cuenta desde pequeños que hay situaciones y etapas que son repetitivas año con año. Aprendemos que con el Otoño caen las hojas y viajan las monarcas para reproducirse, también nos damos cuenta que con la primavera cada año aumenta la temperatura, la interna en los calzones de muchas celebridades y personas de la vida diaria y también la temperatura del ambiente. A final de cuentas, y luego de varias vueltas en este planeta, terminamos relacionando las fechas con eventos relevantes.

Al crecer, o más bien al volvernos más frívolos, anexamos a nuestra lista de eventos importantes, algunos datos relevantes como las rebajas en la ropa Zara y Diesel de la segunda semana de Enero y Julio, las semanas de la Moda en Nueva York y Cibeles y también sabemos cuando empieza la temporada de las premiaciones de Goleen Globe – Grammy – Oscar. Pero con el paso de los años, hay una fecha que se ha vuelto vital para la existencia de mucha gente: El inicio de las temporadas de las series de TV americanas.

Hoy en día es casi un sacrilegio el no saber los problemas que imperan en Wisteria Lane de Desperate Housewives con el alcoholismo de Bree o las calenturas de Gaby, o vemos como un estigma social el no saber los últimos pormenores amorosos en Grey´s Anatomy y sus trios mentales con McDreamy y McSteamy; y a final de cuentas en los elevadores, en los coffee breaks y en demás momentos de esparcimiento social oímos como la gente se apasiona con las últimas de los papi-doctores de Nip Tuck o las últimas aventuras y desventuras de 24.

Es importante resaltar que el peso de las series americanas en nuestra mente es tal, que aún cuando ya hayan terminado años atrás, por doquier oímos referencias el amor imposible entre de Ross y Rachel de Friends, de los mil y un ligues de Samantha de Sex and the City o si al final Fran Fine cumplió el sueño de una chica de Queens, o much@s mexican@s oportunistas, de casarse con el rico y guapo productor de Brodway en The Nanny, a final de cuentas si Thalia atrapó al Mottola, ¿por qué uno no puede soñar alto?.

Lo que much@s de nosotros no recordamos, es que hace ya algunos lustros, aún con antena parabólica o demás tecnologías, la tv-americana no era tan interesante, por lo que la gente se entretenía con lo que tenía accesible, la programación mexicana. Y es que aún cuando ahora consideramos prácticamente de chacha el ver a la sobremaquillada Edith Gonzalez en “Mundo de fieras” o a Lucero de cachonda de época en “Alborada”, debemos de recordar que las novelas mexicanas viven en nosotros y en nuestros recuerdos, con producciones inolvidables como:
  • Cuna de lobos (1986): Ningún mexicano puede olvidar a una de las tuertas más fashion en la farándula, solo superada por la sexy Elle Driver de Kill Bill. Catalina Creel nos cautivó durante meses con su capacidad de ser una hija del mal y lucir siempre apantalladora con su peinado de rol de canela bimbo y sus parches haciendo juego con sus ochenterísimos outfits. Durante la novela la gente tuvo tanta empatía con la villana que hasta daba gusto ver como planeaba sus fechorías y asesinatos, con tal de conservar el poder y el dinero de la empresa LarCreel. Con esta novela aprendimos que por más fuerte que uno muerda, siempre habrá una más perra, o loba, que nosotros.
  • Muchachitas (1991): El deseo de cuatro quiméricas jovencitas de hacerla grande en el mundo del espectáculo, cualquier parecido con el CEA es mera coincidencia, fue el tema central para una novela que en su época reflejó en parte la realidad del país, mostrando como en teoría conviven la rica, la medio rica, la clasemediera y la muy pobrina. Como buena historia de Televisa nos mostraron amores imposibles y casi Shakesperianos con el amor de Monica con un muchachito pobre así como actuaciones que vivirán siempre en nuestras neuronas, como los llantos y mocos de la Tesorito sobre si hija Elenita mientras esta yacía en coma en un hospital.
  • La pícara Soñadora (1991): Gracias a esta novela, cada vez que voy a Palacio de Hierro o Liverpool, no puedo evitar pensar lo genial que sería vivir ahí. Me imagino cambiándome de jeans de Boss a Caramelo cada 10 minutos, o usando unos mocasines Gucci como pantuflas, la diferencia es que yo no sería tan buena gente como Lupita y no anotaría las cosas en una libretita para pagar luego. Con esta novela aprendí también que por más guapo que esté tu nuevo ligue nunca le cuentes tus secretitos, porque nunca sabes si te pueden chantajear luego, si Jennifer Lopez ó Britney Spears hubieran visto a La Picara Soñadora, seguro no tendrían tanto problema y demanda con sus ex-maridos.
  • Corazón Salvaje (1993) : Durante mi infancia las ganas de jugar a los piratas se incrementaron con esta novela, lo que ni yo sabía debido a mi tierna inocencia, es que en mi inconsciente yo no quería jugar a ser Juan del Diablo, sino ser Mónica ó Aimé para que el semejante hombre me apretujara contra el en su barco y me llevara a sus aguas profundas. Esta novela cautivó a todo México no solo por lo galán de Juan aún con su cabello largo, sino porque con ella aprendimos que las mosquitas muertas son las peores, ya que con la cara de “yo no rompo un plato” de Mónica, terminó siendo la ganona, con el hermano sexy y a final de cuentas, heredero.

Luego de una brevísima reflexión, me doy cuenta que aún cuando han pasado ya casi décadas, siguen estando muy presentes aquellos personajes e historias que día a día entraban a nuestros hogares para entretenernos, y eso fue mucho antes de que las multi-premiadas series de HBO ó de ABC siquiera existieran, ya que las novelas americanas a comparación de las mexicanas son bastante aburridas.

Con el paso del tiempo, hemos visto como las novelas de Televisa o TvAzteca han perdido interés para mucha gente, y creo que esto es porque hace algunos años, las novelas tendían más a ser originales en sus temática, y es así como con la exagerada repetición de tramas fueron perdiendo popularidad para muchos de nosotros, yo en lo personal si veía a Talía en una nueva “María” me hubiera lanzado a una misión Kamikaze que borrara a la Chica-Fluidos (Sangre, sudor y demás canciones de la muchachita) de la faz de la tierra. Así que espero que las series americanas también conserven una identidad propia y cambien con el paso del tiempo para evolucionar con los espectadores.

Creo que es importante darnos cuenta que aún cuando es entretenidísimo seguir historias por medio de la Televisión, tenemos que darnos un respiro de vez en cuando y cultivar otras áreas del entretenimiento, ya que más allá de las series de Sony, podemos entretenernos yendo al cine, al teatro ó leyendo un buen libro.

En el imperio romano, para la élite gobernante era común decir que “Pan y Circo” mantenían al pueblo en paz y tranquilo, ya que era una manera de embrutecerlos y mantenerlos sin capacidad de pensamiento o acción. Creo que hoy en día, no podemos dejar que las historias que vemos en la televisión ocupen en lugar de las historias que nosotros mismos debemos de vivir y experimentar. No seamos de los que sabe las últimas del showbussiness pero no tiene noción de que pasa en el país y en el mundo, seamos los protagonistas de nuestras propias historias y seamos los autores de lo que aprendemos y crecemos día a día.