viernes, diciembre 08, 2006

Ridículo, Ridículo

Estimad@ visitante, escribo luego de pasar unos maravillosos días disfrutando de sol, de un cristalino mar, delicias culinarias, un estado etílico constante causado por una concentración de alcohol en mi cuerpo suficiente para momificar a 20 faraones egipcios. Pero es necesario aclarar que no todo fue miel sobre hojuelas, ya que también fue difícil concentrarme en asolearme perfectamente cual rubia de Los Angeles cuando a cada 5 segundos era interrumpido por vendedores que ofrecían desde collares, blusas, tatuajes e inclusive uno que me agobió con un camaleón gigante vestido de charro.

Pero bueno, a final de cuentas descansé lo suficiente y me cargué de energía y buena vibra para cerrar este año 2006, que ha sido emblemático en tópicos personales, sociales y sobre todo en el mundo de la política, y claro está, en los espectáculos.

Al llegar de mi viajecito, me topo con una infinidad de noticias que me dejaron de a cuatro, por una parte tenemos en San Lázaro un circo de varias pistas, donde hay show continuo de lucha grecorromana, una filarmónica de silbatos y más porras que en un campeonato de porristas americanas tipo Bring it on, ya que sin duda el canal del congreso tenía más acción y sangre el viernes pasado que ESPN. Y por otro lado en el mundo de los famosos tenemos que Doña Britney Spears, madre de dos hijos, ha mostrado a sus anchas todo su voluptuoso y recién parido cuerpo a todo el mundo en fotos que bien podrían servir como material de estudio para láminas de la SEP del aparato reproductor femenino, aunado a una rara relación con Paris Hilton, quien por cierto se agarró a “bebidazos” a Lindsay Lohan.

No es que yo sea persignado por los actos “inmorales” de las neo-divas hollywoodenses o que no esté consciente de que hay mucha escoria en el Congreso, lo que pasa es que creo que así como con el paso de la vida perdemos la inocencia, hoy en día debido a la sobre-exposición de situaciones inverosímiles que vemos en la televisión, o leemos en los periódicos sobre los políticos, las modelos, los cantantes y hasta los deportistas, perdemos capacidad de asombro para sorprendernos por los ridículos ajenos, por lo que hoy en día necesitamos que la señora Spears nos muestre hasta la cicatriz de su cesárea para voltearla a ver y así se mantenga vigente en el showbusiness.

Es por eso que hoy, he decidido reflexionar sobre lo que a mi humilde opinión, es digno hoy en día de ser llamado ridículo:
  • Retar la capacidad de expansión de los tejidos: Muchas veces he pensado que la NASA debería de aprovechar la obesidad actual para probar nuevos materiales, ya que no creo que el estrés al cual es expuesto un material al llegar a Marte o a la luna, se compare con el excesivo estiramiento que puede recibir al formar parte del guardarropa de las Curvas Peligrosas, Sheyla o tant@s gordit@s pseudos-fashion que hay circulando o más bien rodando por ahí. Créeme que aunque odiaría ser gordo, respeto mucho a la gente que sufre de la enfermedad de la obesidad y los animo a superarla, pero lo que no puedo tolerar es que si sabes que tu abdomen tiene más sinuosidad y extensión que el Cerro de la Silla, te atrevas a usar licras y camisetas ajustadas, o tengas el descaro de salir en bikini a la playa. Creo que para esta gente es necesario repetir el mantra fundamental a la hora de decidir un atuendo: De la moda, lo que te acomoda, no porque Gaultier diga que la tendencia es usar corsés lo debes de hacer, corres el riesgo de parecer la mamá de Chicoché con camisa de fuerza.
  • El Wannabe Rich: Los elevados patrones sociales orillan a mucha gente a vivir discorde a sus verdaderas posibilidades económicas. Es así como observamos ríos de mujeres con bolsas Louis Vuitton y lentes Gucci de imitación, jugando a ser nice y pretendiendo portar algo original, pero que es tan falso como su tinte rubio a la Donatella Versace, o en casos más preocupantes familias completas que se esfueran en aparentar ser más pudientes que Carlos Slim, con vacaciones en Paris y carros de lujo, pero que deben a sus créditos hasta los calzones Boss que llevan puestos. Lo asombroso de los wannabe, es que por más que uno se esfuerce en mostrar un exterior falso, a fin de cuentas sale a flote la verdadera realidad.
  • Los que se juran “traga-años”: En todas partes nos dicen que la edad es un estado mental, lo cual explica el porqué hay tanta gente con más de 30 años que tiene un cerebro de niño de kindergarten, pero esta filosofía, no justifica que gente muy añeja, que se nota físicamente recorrida en el arte de vivir, quiera vestirse y comportarse como si tuviera veinte años, por lo que hoy en día observamos señoras con celulitis que quieren vestirse con faldas tan cortas como las de Mia Colucci o señores que usan collares Abercrombie y camisetas Armani y Dolce tan pegadas que parecen tops de chicas del Hooters.
  • Los de la fiebre de fanatismo: Creo que una de las cosas que nunca voy a lograr entender, es a la gente que toma una actividad cuyo fin es entretener como el fútbol, y la vuelve el eje de su vida. Es así como a mi opinión, es ridículo que una quinceañera, se haga su vestido “rayado” o de “tigres”, y que todas sus mesas, pasteles, y hasta sus chambenacos (chambelanes) parezcan primos del Chamagol. Peor es el caso de aquellos que evitan convivir con los que son del equipo contrario, tratandolos como si tuvieran roña.

Es importante aclarar que cada persona, según su criterio personal, es capaz de definir su propia escala de que es ridículo y que no lo es, pero creo que en general, hay cosas que a todos nos parecen dignas de aparecer en TvNotas, tales como Lin May con bikini ó Huicho Domínguez creyéndose la nueva versión masculina de Gaby Vargas.

Es importante darnos cuenta que aunque parezca lo mas perro del mundo, muchas veces tenemos que tener las agallas de decirle a nuestros verdaderos amig@s cuando alguna de sus conductas, atuendos o actitudes consideramos errónea, claro está, haciéndolo de una manera educada y bajo una visión objetiva.

Me queda totalmente claro que todos somos diferentes, pero cada ser humano tiene herramientas y obstáculos a la hora de presentar su forma de ser, sentir y pensar a los demás, y está en cada uno de nosotros la manera de jugar nuestras cartas, sacándole jugo a lo bueno, y esconder o mejor aún, enmendar lo malo.
Espero en unos años no estar comiéndome mis palabras, estando amis sesenta años con un mini-speedo en la playa mostrando mis abundantes carnes, o al menos si es así, tener a alguien querido que me tire una toalla encima para no andar dando pena ajena.
Un abrazo a todos, gracias por leerme nuevamente ;)