viernes, julio 27, 2007

El Omega de cada Alfa

Cada año, el verano significa como decía la española y mega-teñida Martha Sanchez “Arena, Sol y el Mar Azul” pero también para muchos de nosotros, también representa la llegada a las salas de cine de los muy ansiosamente esperados estrenos de las grandes producciones cinematográficas hollywoodenses.


La mayoría de estas películas tienen menos trama o sentido que una telenovela de Rosy Ocampo o de Juan Osorio, pero como en casi todas involucran superhéroes, o son de exagerada acción o ciencia ficción o de animación por computadora, acudimos como desesperados a sus premieres y rápidamente cambiamos cada fin de semana de adicción, pasando por querer usar lentes redondos y varitas mágicas como Harry Potter ( o querernos comer al pequeño maguito que cada año se pone más “mágico”) a tratar de volver nuestro automóvil un Transformer o de querer consumir solamente productos Duff o Krusty como en los Simpson.


Este año, entre los grandes estrenos de temporada, tuvimos el de Fantastic Four and Silver Surfer (EUA, 2007) la segunda entrega de la película pasada en cómics con el mismo nombre. La verdad mi única motivación para ver la película fue el ver en una mega-pantalla el cuerpo perfecto de Chris Evans en toalla escurriendo y posteriormente evaporando gotitas de agua, y es que definitivamente el que eligió el casting de la película merece un Oscar, ya que Evans realmente es una Antorcha Humana, que literalmente deja “encendida” a la concurrencia del cine, dejándo a tod@s con una calentura que causó que hasta la Coca Light que tomaba en el cine se evaporara, y me dejó con unos calores de Alborada que para que te cuento.


Independientemente de la maravillosa aparición de Evans, templo masculino de la lujuria y que la historia es entretenida, debo comentar que hubo algo que se me hizo en demasía alarmante de la película: Jessica Alba. Y es que aparte que una escoba o un destapacaños hubieran actuado mejor que esta actriz, parece que la gente de Maquillaje y Vestuarios la odiaba amargamente, ya que durante toda la cinta la vemos no solo vestida ridículamente, sino también peinada y maquillada cual payaso de Circo Pueblero. Estoy pensando seriamente demandar a la Twentieth Century-Fox porque aún varias semanas después de ver la película, todavía tengo pesadillas con la peluca rubia mal puesta de Barbie de Tianguis Pobre que sacó Jessica Alba, sus sombras de ojos a la usanza ochentera ó mucho peor, con el pseudo-arreglo Oriental que alguien se atrevió a ponerle en el pelo, con bambú incluido.


Pero bueno, definitivamente si a mi me dejó con mal sabor de boca Jessica en la película, Cash Warren, el novio de la wannabe-huera en la vida real probablemente acabará con el psiquiatra, ya que luego de andar por un par de años, la malvestida actriz tuvo la delicadeza de cortarlo por teléfono. Quien sabe de quien haya sido la idea o la culpa, pero cierto es que luego de compartir 1,051,200 minutos con alguien, el terminar la relación por teléfono es “levemente” impersonal.
Y es que sin duda, hay “cortones” y “finiquitos” que son difíciles tanto para el cortador como para el cortado, pero que durante toda nuestra vida tenemos que afrontar y superar, tales como:

  • Renunciar a un trabajo: Aún cuando tu trabajo sea más desesperante y estresante que el de Andrea Sachs en The Devil Wears Prada (EUA, 2006) y cada día te visualices renunciando y sonrías, en todo trabajo es un leve trago amargo el renunciar, ya que involucra que nuestr@ jefecit@ muy probablemente se altere, se desespere y se ponga como Carmen Campuzano luego de 2 horas sin coca. Pero bueno, aún cuando suene difícil, siempre es recomendable terminar relaciones laborales de la mejor manera, ya que como dijo sabiamente Galileo “el mundo se mueve” y nunca sabemos cuando podremos necesitar un favorcito de nuestros antiguos empleadores ( aunque sea uno sexual si nuestro jefe está papasfritas ) y es por eso nunca debemos de renunciar e irnos al día siguiente como Chachas Potosinas en quincena, sino que siempre debemos de renunciar informando que haremos una correcta entrega de nuestro puesto y responsabilidades.
  • El corte de los servicios de luz y/o gas: Ya sea porque andas en la luna o porque algún Alemán llamado Alz te anda afectando, pero no hay nada mas horrible cuando te das cuenta que por un olvido te han cortado algún servicio básico. Este cortón es sumamente amargo sobre todo cuando es verano y te derrites sin clima ni electricidad en las noches cual Elphaba del Mago de Oz o cuando es Invierno y en cada baño por la falta de gas sientes que te duchas con Nitrógeno líquido y rezas para que no se te congele tu florecita o tu masculinidad según sea el caso. Es en estos momentos como cual Britney Spears después de la rehabilitación en Promises juras que cambiarás y ahora si serás organizado con tus recibos y cuentas, para luego al siguiente mes darte cuenta que nuevamente olvidaste pagar la luz y andas como Yuri en “el Apagón”, nada mas que sin los bailarines calenturientos del video.
  • Salirnos de casa: Aún cuando algunos padres “ansían” que sus hijos emprendan vuelo del nido, es un común denominador que cuando llega el momento de querer independizarnos, los primeros que los sufren y lloran son nuestros santos progenitores. Y es que luego de pasar varios lustros creciéndonos y conviviendo con nosotros diariamente, desde nuestro primer paso, nuestros primeros Louis Vuitton y hasta recoger nuestro título con Rafael Rangel y su dentadura pispireta, es una realidad que cuando les cae el 20 que ahora nosotros formaremos nuestro propio hogar les sale muchas veces lo aprensivos. Es entonces cuando surgen las preguntas tipo ¿Porqué te quieres ir?, ¿acaso ya no nos quieres? y es así como nuestras mamas terminan siendo como Sylvia Fine de The Nanny y terminan queriendo seguir pegadas a nosotros y opinando de todo lo que hacemos. Pero bueno, es importante hacerles ver que tenemos derecho a hacer nuestras propias vidas, pero eso si, manteniéndonos unidos y pendientes a la familia.
  • El término de nuestra serie favorita: Luego de pasar varios años siguiendo la pista de los personajes de cada serie, haciendo una fiesta cada inicio de temporada, estamos tan adaptados a verlos semana tras semana que prácticamente los consideramos familia y parte vital de nuestra vida diaria. Es por eso que cuando finalmente anuncian la salida del aire de nuestro TV-Show tenemos ganas de llorar, ya que por más que luego nos volvemos adictos a otra serie, nuestro televisor no es el mismo sin la hippie de Phoebe o la obsesiva Monica de Friends, sin el papanatas de Dawson de Dawson´s Creek, las sexo-aventuras de Samantha de Sex and the City o la maldad de Nickie en Popular.


Es así como diariamente nos enfrentamos al omega de cada alfa, y dependiendo de nuestra actitud podemos superar exitosamente cada término de una etapa de noviazgo como el ahora ex de Jessica Alba, el final de nuestra serie favorita, el salirnos de casa o finalizar un trabajo.


En lo personal estos días experimento el término más de una etapa, y es la de mi vida en Monterrey por un rato. Durante varios años esta ciudad me dio no solo cobijo, sino también múltiples conciertos de Ricky Martin, eventos divertidos, un alcalde igualito al pingüino de Batman Returns, la mejor universidad, el amor de mi vida y claro está, muchísimos amigos. Creo que lo importante en este “cortón” a mi vida en Monterrey es ver hacia atrás y darme cuenta que soy una persona totalmente distinta a la que llegó hace ya 7 años, en muchas cosas mejor, aunque también un poquito más víbora y acidito, pero a fin de cuentas agradezco al cosmos que me haya permitido pasar aquí unos años geniales, y que espero se repitan pronto.


Icaro según la mitología, soñaba con volar y salir de la Isla que ya conocía, por andar de novedoso y arriesgado acabó medio mal. Por el momento este Icaro ya decidió volar y conocer pasturas más verdes, solo que yo si llevo salvavidas, que son mi familia, amigos y pareja que tanto me han apoyado durante toda mi vida y a los cuales agradezco en demasía pues su recuerdo, consejos y buenos deseos estarán conmigo en cada momento. Finalmente te agradezo a ti, que has tenido la paciencia por todo este tiempo de compartir conmigo la Visión de Icaro.