viernes, enero 12, 2007

El Efecto Dominó

Durante esta semana, todos los encabezados de periódicos, noticieros y demás medios de comunicación gritaron al país que la tortilla ha subido, y con eso no se referían a que Chavela Vargas se mudó al penthouse de un rascacielos, o que Ellen Degeneres al fin compró unos Jimmy Choo de 10 cm de tacón de punta de aguja, sino se al hecho de que el alimento más básico de nuestro país ha tenido insultantes incrementos en su precio en los últimos días.

A primeras instancias, podemos ver este evento como algo normal para un producto que está sujeto a precios del mercado, al igual que el petróleo (el cual por cierto bajó su precio internacional) y pensar que a la larga, en la economía de México y la del mundo todo es como la tanga de Dubraska la teibolera, sube y baja continuamente.

Egoístamente, podemos pensar que poco nos puede afectar a nosotros el alza de un producto que a lo más consumimos en unos tacos mañaneros luego del antro, o en algún desayuno informal en la oficina. Pero si abrimos un poco los ojos, nos podemos dar cuenta que si de por sí la economía de una familia que vive con un salario mínimo es difícil, con este aumento será imposible su subsistencia, ya que el incremento en la tortilla a la larga aumenta todo el costo de la canasta básica, leche, huevos, etcétera, causando a la larga este incremento del precio de la tortilla un efecto dominó que desploma la forma de vida de muchísimos mexicanos. Creo que lejos de querer ser paternalistas o sobreprotectores, los planeadores del gobierno y economía de nuestro país pueden prever, proponer y ejercer soluciones que eviten un elevamiento exponencial de los precios, pero que si permitan una economía atenida a las leyes del mercado.

Creo que la vida está llena de consecuencias de efectos dominó, que a veces parten el alma a la vida de una familia, o a veces afectan diferentes partes de nuestra vida diaria. El común denominador es que todo efecto dominó inicia con una nimiedad o un evento de poca importancia, que aislado parece inocente, pero que a la larga despliega una larga lista de consecuencias, tales como:
  • En los ahorros personales: Todos siempre estamos viendo de que manera ganar más dinero, pero pocas veces nos ponemos a analizar en que gastamos lo que con tanto esfuerzo, o a veces de sentón en sentón ganamos. Y es que al detenernos y mirar nuestra conducta diaria, encontramos pequeños gastos que de forma individual los consideramos mínimos, como varias botellas de agua en el gym, revistas que ni leemos por exceso de trabajo, cajas de chicles que compramos y de las cuales consumimos dos piezas y luego perdemos el resto. Al final del día, estos gastos suman poco dinero, pero ya multiplicados por todos los días del mes se derivan en una fuga a nuestro capital, que perfectamente puede ser controlada con una mejor planeación y cuidado, y que se puede transformar en un buen ahorro, o un auto-regalito divino para nuestro cumpleaños.
  • En nuestras curvas peligrosas: Muchísima gente paga miles de pesos con tal de solucionar su problema de sobrepeso, ya sea comprando menjurjes de la TV, o haciendo la dieta de las estrellas. La gente se cree inocente de su peso, y se convencen así mismos que su aumento de peso se debe al estrés, a la alineación de los astros o a su genética. Lo que la mayoría de las personas sabe pero no quiere aceptar, es que el incremento exponencial de sus lonjas, llantas o flotadores, se debe a sencillas acciones que aisladamente parecen inocentes, como unas galletitas emperador durante la mañana, un Creme Brule del Italiannis en la comida y una cena de tres tiempos en la noche. Es por eso que antes de pedirle consejos de dieta por el celular a Galilea Montijo, o desnudarnos en Chichén Itzá para completar la dieta de la luna, debemos de fijarnos bien en cuales son nuestros hábitos alimenticios y quitar lo que sabemos nos fascina comer, pero nos hace tener un trasero de Beyonce, unos brazos de tamalera y unos cachetes de Hamster.
  • En nuestra administración de tiempo: En múltiples ocasiones, la semana termina y todavía tenemos una larga lista de pendientes laborales, sociales y personales sin haber realizado. Nos jalamos las greñas dilucidando en donde se fueron esas 168 horas de la semana y nos quedamos fríos de lo poco que nos rindió el tiempo. Lo más interesante es que en nuestro día a día, perdemos tiempo en platicaditas entre los pasillos de la oficina, 2 horas frente a la televisión, llamadas interminables por el teléfono para comentar las últimas de Paquita la del Barrio y su úlcera explosiva o simplemente chateando. Creo que es importante encontrar un balance de actividades en nuestra forma de vida, que equilibre nuestro tiempo de trabajo de calidad, el ver a Pedrito Solá en Ventaneando, que nos permita tomar unos martinis con los amigos y también nos deje un tiempo para hacer ejercicio y convivir con la familia, todo es cuestión de agendar nuestros planes y llevarlos a cabo.
  • En los chismes: Viviendo en la era de la tecnología, la informática y la disponibilidad de hacer masiva la información, es impresionante como la gente sigue creando chismes al por mayor, consciente o inconscientemente. Ya que hoy en día, el hecho de que el jardinero de Lucero y Mijares haya oído que Mijares le mentara la madre a Lucero por el apeste excesivo de su último flato, se deriva en que al día siguiente en todos los periódicos, sites rosas de Internet, blogs de gente metiche como yo, entre otros, salga la noticia del inminente divorcio de los cantantes mexicanos por diferencias irreparables, cuando a la larga. lo único irreparable es la capacidad de los esfínteres de Lucero para retener gases.
Creo que la verdadera realización de una persona, en el ámbito que sea, no es un estado permanente, sino que es un “estado escalera” en la cual vamos ascendiendo a niveles cada vez superiores de satisfacciones, aprendizajes y logros. Es así como esos escalones se suben, o se bajan con las acciones que hacemos día a día y que nos pueden impulsar a ascender o nos pueden causar un tropiezo que limite nuestra superación.

Es muy importante que tomemos consciencia de que todo lo bueno o malo que hacemos, a la larga trae consecuencias, y que a la larga el futuro no es más que el reflejo del presente y del pasado. Si Lyn May no se hubiera puesto aceite mineral en la juventud, hoy no sería un freak con cara de Malvavisco Gigante ó si Bill Clinton no hubiera jugado a la sala oral (antes oval) con Mónica hoy sería una figura política de increíble peso en el mundo.

Es por eso que hoy, debemos de prestarle más atención a los primeros detalles que integran nuestra vida, y a la larga, nuestra felicidad y tranquilidad de consciencia el día de mañana.