jueves, marzo 08, 2007

Next Mexican Top Model

I want to be delgada,
To fit into my Prada
Fashionista


Esta semana, en una manera que yo considero inverosímil el pobre mundo de la farándula de México estuvo sorprendido porque al rebelde de Christian Chávez “le chilla la ardilla”, “le gusta el arroz con popote” o “batea para otro equipo”, cuando cualquier persona con un dejo de sensibilidad a la orientación sexual del prójimo (léase gay-dar) le pudo resultar sospechosito que el pseudo-cantante en cuestión usara más maquillaje que una Geisha y se pintara el pelo cual el personaje Frenchie de la película de Grease, pasando de rubio a rosa, de rosa a fuschia y de ahí casi al arcoiris completo.

Ahora el wannabe-artista en cuestión revela que los papás de México no tienen porqué preocuparse, ya que el sabe la diferencia entre libertad y libertinaje y que en general el contenido de RBD seguirá siendo positivo para toda la familia, osea, no saldrá en tacones y no se fajoteará con sus fans masculinos (al menos frente a las cámaras).

Creo honestamente que este estatuto sería válido, si en algún momento el “mensaje” de la novela hubiese sido positivo en todo momento para todos los niños y jóvenes del país, ya que aún cuando tuve la fortuna de no ver la novela totalmente, con un solo capítulo corroboré lo vacío de contenido de su historia, de sus canciones, de sus voces y pude concluir que su éxito estuvo apalancado en contratar a niños y niñas guapetones que vivieran una realidad “elite” ajena a la mayoría del país. A mi parecer el “mensaje” de RBD es mostrar el trasero en los eventos escolares, hacer lío en los grupitos escolares, ser fichita en la escuela y que mientras más flac@ estés, pues mejor.

Debo aclarar que con esto último no estoy satanizando al grupito musical, ni le estoy echando toda la culpa de lo descarriada que está gran parte de la juventud del país, ya que sería injusto, pero no dejo de pensar que la imagen de Anahí retorciéndose cual posesa del demonio y más calavérica que media gemela Olsen es pésima infuencia para los niños y niñas que apenas están creciendo y aprendiendo de todo lo que ven.

Lo impresionante, es que el fenómeno RBD ha trascendido nuestras fronteras, y ahora son famosos hasta a nivel internacional, aún cuando son solamente jóvenes cuyo talento radica en tener una genética agradable y unos cuerpos inalcanzables para la mayoría. Por el lado contrario observamos como otros verdaderos talentos mexicanos son desechados del gusto popular en el mismo país, en la mayoría de las ocasiones por manejar una mala imagen (Erika la gordis de “La Academia II” que acabó en el olvido ó el vocerón de Sheyla de “Cantando por un sueño” que terminó paradójicamente en una obra de los tres cochinitos).

La realidad es que hoy en día, ya sea por los cantantes, actores y modelos, ya hemos comprado la idea de que una imagen perfecta se traduce en otros muchos beneficios, como éxito social, sentimental e inclusive laboral. Es por esto que much@s están dispuestos a hacer todo con tal de parecerse más a Scarlett Johanson o al sexy Orlando Bloom, y hacen cosas como:
  • Sudar la gota gorda por gordo: En todo gimnasio, perdidos entre la fauna de hombres musculosos, estatuas griegas perfectas y mujeres tipo amazonas, hay el clásico grupo de l@s wannabe-fit que se caracterizan por correr con doble sudadera para eso de sudar más, usar bandita Nike para el sudor y se identifican rapidamente también porque al verlos en la banda corriendo, o en la clase de spinning dan alguito de pena, porque tienen cara de estar pariendo chayotes o mínimo estar a punto de romper en llanto por el sufrimiento, cual víctimas de las máquinas de tortura del medievo.
  • Intentar todas las dietas del conocimiento humano: Seamos realistas, cada año nos apantallan los nutriólogos con una nueva, hemos pasado de la dieta del Cocido Milagroso, donde lo único “milagroso” era que no causaras una explosión incendiaria por los horribles gases que causaba, para luego pasar a la dieta Atkins con mucha grasa y proteína que nos dejó por meses con la boca sabor a chicharrón (de cerdo gracias a Dios y no de Sabrina) y ahora nos sorprenden con la dieta de la Zona que nos hace contar una por una almendras o las aceitunas y a tratar de pesar todo lo que comemos hasta en restaurantes para no salirnos de la susodicha zona feliz. Lo que tienen en común todas las dietas, es que en los primeros días de hacerla nos sentimos felices y optimistas, pero ya para el quinto o sexto día estamos más irritables que una señora menopáusica en el Sahara, y terminamos arrancándole la cabeza a todo aquel que se atreva a comer un Cinnabon o una Carl´s Júnior frente a nosotros o acabamos destruyendo la pantalla de nuestra TV por transmitir tanto comercial de Snickers y Marinela.
  • Comprar cuanto menjurje se tome, se inyecte o se unte: Ya sean productos nuevos en la televisión o en el GNC, hay veces que estamos dispuestos a pagar lo que sea con tal de desaparecer esas lonjitas del juicio. Es así como a la menor recomendación compramos un arsenal de cremas reductivas, píldoras para minimizar el apetito, polvos disuelve grasa y demás cosas que aunque nos den asco hacemos, o peor así, hacemos cosas que aunque nos duelan hasta el tronco, tal como inyectarnos hasta el grado de parecer jamones navideños claveteados usamos con tal de no parecer manatíes encallados en nuestras vacaciones de verano.
  • Usar corseltes de Maria Antonieta: Y no precisamente por un tributo a la difunta reina, sino porque en un intento desesperado por encajar en figuras estéticas y no parecer un luchador de sumo inclusive hay quienes “amoldan” su cuerpo a rigurosas fajas y corseletes con tal de no tener la panza marcada, algunas de estas fajas deben de haber sido probadas en naves de la NASA adecuadas a presiones de muchas atmósferas. En el caso de las gorditas crónicas estas fajas terminan siendo peligrosas, pues la persona en cuestión tiene riesgo de ahogarse en sus propias boobies si intenta mirar hacia abajo, ya que su pechonalidad es empujada hacia arriba agresivamente por toda la grasa del cuerpo de la gordita portadora de la faja o corselete. Es común en estos individuos rehuyan a un abrazo porque así uno se percataría de su ajustado secreto de lycra.


Creo que tod@s nosotr@s en algun momentos de nuestras vidas, o durante toda la misma, nos hemos esforzado para obtener la figura de nuestros sueños. Lo que no puedo dejar de pensar es que si nosotros, que crecimos teniendo como roles a seguir a la regordeta de Lucerito en “Chispita” o a la muy cachetona Alix de “Timbiriche”, tenemos en muchos casos traumas con nuestro peso, ¿que pasará con los infantes contemporáneos que han crecido en medio de dietas, laxantes y bulimia? (léase Anahí, las Olsen y Paris Hilton).

Hoy en día observamos que desde Cibeles hasta Nueva York, hay una preocupación continua por cambiar los estándares de la industria del modelaje, y aún cuando los mismo diseñadores son los que pusieron de moda lo anoréxico, ahora quieren reivindicarse y vender la imagen de la modelo saludable, ya que creo que al fin les cayó el veinte de que el querer diseñar para escobas ha causado la muerte de tantas modelos por querer ser talla -2. La solución que proponen es retachar a todas las modelos famélicas, causando únicamente que las mismas se muden a otros países donde si las acepten, o enfocarse a hacer portadas y campañas publicitarias.

Creo honestamente que debemos darle una solución al problema de la anorexia y bulimia desde la raíz, ya que definitivamente la concepción de estética que tenemos viene de mucho atrás. Por ejemplo, siempre he tenido dudas acerca de algunos estatutos básicos en la forma en la que nos enseñan a pintar. ¿porqué nos enseñan a pintar con palitos las figuras humanas y no con bolitas?, considero que la forma humana parece más que nuestros brazos y piernas parecen más esferas u óvalos que palitos. Por otro lado siempre que nos presentan a Adán y a Eva, nos los presentan con cuerpazos de modelos GQ y Cosmopolitan, y no con sus ligeros defectitos, como alguna pancita chelera a Adán o al menos un poco de gravedad en las boobies de Eva o a lo mejor un dejo de brazos tamaleros.

Sin lugar a duda un cuerpo delgado es un cuerpo sano y estético, pero también tenemos que tomar en cuenta que por más que nos esforcemos, hay limitaciones genéticas que no nos permitirán ni con todas las dietas del mundo acabar como Giselle Bundchen ó Gabriel Soto, sobre todo si medimos 1.55 y estamos mas gachitos que la Chupitos o el Changoleón. Por todo esto hay que tener expectativas realistas en nuestras metas de cuerpo y poniéndolas a la par en prioridad que nuestras metas profesionales, sentimentales y de crecimiento personal en general.
Creo que es necesario recordar que la vida real es mucho más que caminar una pasarela de 20 metros sin caernos y sonriendo a fotógrafos, sino que es resolver problemas en nuestro trabajo, apoyar a nuestra familia, superar que nos rompan el corazón y muchas cosas más. En esta vida no todos podemos ser modelos de moda, pero si podemos optar por ser modelos en nuestra forma de ser pareja, modelos de amistad, modelos para nuestros hijos o sobrinos, optemos por ser modelos “combo” que no solo tengamos una apariencia agradable sino que aparte nuestro conjunto mental y sentimental sea digno, de una portada de revista.