viernes, febrero 16, 2007

Icaro wears Prada

Cuando Lauren Weisberger escribió The Devil Wears Prada, dudo que se haya imaginado que sería a la larga una historia que cautivaría a millones no solo al leerlo sino al verlo en una película sumamente bien producida, dirigida, adaptada y actuada.

Para muchos amantes de la moda, para algunos escritores amateurs y para la gente de ambiente glamourosa, la historia es casi una Biblia en donde podemos aprender las aventuras y desventuras de un pato que se convierte en cisne, y no solo por usar Jimmy Choo y Narciso Rodríguez , sino porque durante el tiempo que trabaja en Runway madura y va aprendiendo durante la difícil transición de estudiante universitario a empleado de un corporativo.

Citando a esta “Biblia”, en su parte filmográfica, hay una escena en Central Park, que aparte de mostrar modelos anoréxicas, muestra como Andrea al fin está siendo exitosa en su trabajo, luego de pasar muchas penas, pero aún así se siente frustrada por todo lo que ha renunciado, Nigel alegremente le dice que el mejor indicador para saber que necesitas un ascenso profesional, es cuando todos los demás aspectos de tu vida son un asco, leáse con esto último amor, amigos, deporte, vida social, etc.

En los últimas semanas gran parte de mi vida ha girado en torno a mi trabajo, mi carga laboral ha subido exponencialmente, y lejos de quejarme estoy sumamente agradecido por la confianza que en mi han depositado (así como mis quincenas). Pero súbitamente, me doy cuenta que la “Biblia-Prada” prueba su efectividad ante la vida, ya que me doy cuenta que en los últimas semanas he renunciado, voluntariamente, a muchas cosas que disfruto hacer día a día, pasando 12-14 horas trabajando, lo cual agradablemente se ha traducido en felicitaciones de mis jefes.

Hoy Viernes y luego de la semana más estresante en el mundo laboral me doy cuenta, que aún cuando estoy cansado estoy contento, porque invertirle tiempo y dedicación a mi carrera profesional me da muchas satisfacciones personales, pero siendo sinceros, también se traduce en satisfacciones económicas, ya que aún cuando amemos lo que hagamos, no dejamos de necesitar mantenernos y vivir modestamente, por lo que hoy brevemente agradezco el trabajo que tengo, ya que hay varios motivos por los que no pudiera dejar de ser productivo económicamente:
  • No me quedan los cortes de cabello largos tipo hippie: Definitivamente mi óvalo de cara no va con el cabello a la “despreocupé” y mucho menos a la barba, a menos que sea sombra de barba de tres días que tan de moda está en Hollywood. Seamos realistas, si ni a Brad Pitt se le veía bien con su look hippie, que esperanzas tengo yo que no fui tan excesivamente bendecido por la genética.
  • El poliéster irrita mi piel: Para una persona que piensa que la ropa es su segunda piel, sería muy triste utilizar “pieles” que me causaran irritación, por lo que aún cuando quisiera optimizar mis costos comprando camisas más económicas, la verdad no van. Aparte la mayoría de las camisas “económicas” tienen la maldición de venir con las rayas o cuadros según la tendencia de hace dos temporadas.
  • McDonalds a la larga mata: Gracias al documental Super-Size Me, quedé traumado con la comida de McDonalds y sus mortíferos efectos en nuestro colesterol y salud en general, por lo que si definitivamente quiero seguir prescindiendo del mcmenú diariamente, y quiero seguir asistiendo a restaurantes nuevos y proposititos en su menú tengo que seguir trabajando de sol a sol.
  • No compro piratería: Para mi lo único pirata que permitiría en mi vida sería a Johny Depp vestido del Capitán Sparrow en Piratas del Caribe. La verdad y por ética personal no comulgo con comprar copias de lo original, por lo que me tendría que despedir de mis tv-series, mis cd´s y mis dvd´s, y ni hablar de lentes de sol.

Luego de pensarlo unos minutos, definitivamente debo seguir trabajando, si es que valoro lo suficiente el ritmo de vida que llevo, mis maravillosos zapatos, mis cinturones y mis camisas nuevas. Debo trabajar aún mas duro si sobre todo si tengo miras en mejorarlo.

Ya siendo un poco más serios, tengo que confesar que independientemente de las razones económicas, o de ego personal por las que a fin de cuentas trabajo arduamente, hay una más a fondo, y es que el día de mañana me gustaría tener mi propia empresa. Un lugar en donde tenga la oportunidad de hacer algo realmente por mi país empleando a la gente y contribuyendo así a mejorar su economía.
Creo que soy sumamente afortunado al haber tenido la oportunidad de estudiar la carrera que yo decidí, en la universidad que yo quise y sin duda tuve suerte en las posibilidades económicas que recibí por mis padres sin yo haber hecho nada para merecerlas, solo nacer. Creo que precisamente las personas que tienen este tipo de bendiciones tienen la obligación de pensar que hacer, por el 95% de la población restante que por motivos ajenos a ellos están estacandos en problemas económicos. Por mi, y por tratar de hacer algo, reafirmo más que nunca que vale la pena el trabajo extremo.
Si de algo estoy convencido, es que sabes que estás en el camino correcto, si aún cuando suena el despertador darías lo que fuera por dormir un rato más, te despiertas con una sonrisa porque sabes que en tu trabajo, lo que estás haciendo está valiendo la pena, te está haciendo aprender y mejorar día a día y si mejor aún así, te permite calzar unos Prada, y no tienes que ser un diablo para usarlos.