viernes, enero 19, 2007

El eslabón perdido

Miguel Bosé es sin duda una persona fascinante y de contrastes, ya que aún cuando nos ha enseñado durante su carrera artística que todo hombre puede verse bien en tacones y que un hombre puede vestirse de novia con un tuxedo de terciopelo, tuvo la osadía de cantar a todos los vientos, que su vida consistía en que los chicos no lloran, solo pueden pelear.

Creo que para muchos de nosotros, esta canción escuchada mil veces en nuestra infancia, interpretada por un hombre de sexualidad tan ambigua, mucho más que un sarcasmo o una ironía, significó una realidad, ya que sumergidos en sociedades machistas, nos vendieron la idea desde pequeños, que las lágrimas eran fluidos reservados única y exclusivamente para las mujeres, al igual que otros más sangrientos, no tan gratos, causantes de cólicos y de repetición mensual.

Debo confesarte, estimado lector, que aún cuando el paso de los años me ha quitado el miedo a volver realidad mis sueños, la virginidad, uno que otro complejo y el pavor a volver a enamorarme, el tiempo no ha sido capaz de quitarme ese prejuicio de que mi juego cromosomático me inhabilita a llorar, y que aún cuando sienta que el mundo se desploma ó sienta que mi corazón está roto, tengo que aguantarme y seguir adelante. Esta deficiencia de mi sistema lacrimógeno sería sumamente útil si usara mascára, y si aparte fuese base agua, pero a mi punto de vista y mi poco uso de cosméticos, es simplemente una barrera psicológica que me prohíbe externar mis sentimientos, mi felicidad, mi angustia y todo lo que tengo adentro.

Pero todos estos sentimientos hacia el llanto, se intensificaron cuando esta semana quedé cautivado con el personaje de Graham que interpreta el guapísimo británico Jude Law en The Holiday (USA, 2006). No te arruinaré la película en caso de que no la hayas visto, pero te puedo asegurar que independientemente a tu preferencia sexual quedarás enamorado de un ser que es capaz de llorar, reír y lucir como un adonis aún con una servilleta y una cuchara en el rostro. Y es que este hombre, que en la vida real y en la pantalla aparece de un maravilloso ejemplar heterosexual, es capaz de ablandarse ante las situaciones y llorar, cosa que yo, aún con toda la vibra gay del mundo soy incapaz de hacer.

Esta muestra de sentimientos por parte de Jude Law en su actuación, me dejó con muchos cuestionamientos internos sobre mi percepción del hombre heterosexual, y me lleva a pensar que hay características que mujeres y hombres gay repetimos consistentemente sobre el hombre straight, que a veces lo asemeja más a nuestro parecer a otra raza, una no tan sofisticada, sino más enfocada a la guerra, a la supervivencia, cual tribu o clan australopiteco. Algunas de estas características que les atribuimos son:
  • Todos tienen mala percepción de la moda y poca elegancia en el diario vestir: Es increíble como dispensamos a los hombres justificando su falta de sensibilidad a la moda como algo inherente a su atracción por las mujeres. Es así como no nos impresiona verlos en la playa calzando sandalias pero con calcetines de color o comprando en el supermercado el fin de semana con jeans entubados a la Beverly Hills 90210 y camisetas de la tlapalería de la esquina, que para rematar tiene el cuello estirado y tiene huecos por todas partes. Creo que esa incapacidad de combinar colores, texturas y estilos viene porque el hombre straight pasa de ser vestido por su madre a luego ser vestido por su novia y luego esposa, y es así como cual órgano atrofiado, su sentido de la moda se va debilitando hasta que se vuelve igual de inútil que su apéndice. Un problema aún mayor radica en que creen que porque el “fachoso” de K-Fed conquistó a Britney con su look de pandillero malo y un-fashion, ellos tendrán la misma suerte, el problema está en que K-Fed cuenta con un diseñador de estilo que hace que la ropa ancha, gorras y tennis luzca sexy, mientras que la versión amateur de un hombre común y corriente resulta en ser un clon de Peewe de los Kumbia All Starz, antes Kumbia Kings.
  • Todos son groseros y albureros: No se si sea el efecto de la comedia de aquel personaje Resortes o que uno de los programas de noticias de mayor impacto en el país lo condujera un payaso morboso y tenebroso, pero lo cierto es que creemos que es normal que el hombre, independientemente de su profesión o estatus, hable cual enfermo del síndrome de Tourette y no pueda evitar hablar sin cambiarle el doble sentido a todo. El sentido más crónico viene cuando cada frase emitida por el hombre tiene al principio, en medio y al final un “Wey” o un “Cabron”.
  • Los hombres son seres mono-tasking: A contraparte de las mujeres que son capaces de manejar, maquillarse, viborear a la ridícula del carro de a lado, cantar y recordar mentalmente los pendientes de la oficina, la concepción que tenemos de los hombres heterosexuales es que solo pueden hacer una acción a la vez, aparte de respirar y regenerar las células de su dermis. Para vencer esa tendencia en el modo de vivir, deberíamos de instaurar clases especiales para habilitar a los hombres a poder atender varias tareas al mismo tiempo, y que sean capaces de retener información sobre la vida diaria aún cuando estén viendo un partido de tigres vs. Rayados, aún cuando debo de confesar que con la incursión de Kikín Fonseca es probable que yo también quede privado durante los nuevos partidos de tigres.
  • Los hombres desconocen de limpieza: Es impresionante como algunos hombres parecen tener una percepción nula de normas básicas de higiene, como masticar con la boca cerrada, arreglar sus departamentos, taparse la nariz al estornudar, no rascarse la genitalia en público o sonarse la nariz de vez en cuando, me parece alarmante como muchos de ellos son indiferentes a las marcas de sudor en las axilas o en la espalda y me parece hasta gracioso que la mayoría de los straights sean como niños grandotes, y tengan que recibir instrucciones sobre cuando bañarse ó cuidarse las uñas. Creo que a fin de cuentas están más en contacto con su lado primitivo, y siguen considerando que las feromonas naturales son mejores para atraer al sexo opuesto, por lo que alguien les debe de mandar un telegrama o un fax explicándoles que David Beckham y Brad Pitt han cambiado las reglas del juego.

Espero que a estas alturas todavía esté conservando a la mayoría de mis lectores, independientemente de su preferencia sexual, ya que aún cuando acabo de escribir varios puntos “en contra” del hombre straight, muchísima gente sabe que los adoro y los considero no solo excelentes personas, sino elementos básicos en la conservación de la vida humana, así como para labores que son imposibles para muchas mujeres y gente como yo, tales como arreglar el carro ó cosas raras como componer la electricidad en la casa.

Es importante notar, que la evolución, así como las pasarelas de D&G y los rasgos faciales están indicando que los hombres y las mujeres somos cada vez más similares, lo que nos hace pensar que en un futuro será difícil el poder catalogar de negro o gris, algunas de las características de cada uno de los sexos, ya que definitivamente cada uno tendrá una esencia propia, pero conceptos como “El sexo débil” ó “la supremacía natural del hombre” serán algo insólito.

Creo que hoy en día, lejos de ponernos etiquetas y tratar de hacer equipos unos contra otros, es tiempo de vivir una pluralidad que nos enriquezca como personas y como individuos pertenecientes a una sociedad. Aceptándonos los unos a los otros, respetando y aprendiendo de nuestras diferencias, es la única forma en la que lograremos seguir avanzando como sociedad.
Es por eso que hoy quiero aprovechar para felicitar al estado de Coahuila, por dar un paso adelante en tomarnos en cuenta a todos en marcos legales, y aún cuando todavía falta mucho por hacer y más derechos que obtener para las parejas homosexuales, pero sin duda, van por el camino correcto: Felicidades.