viernes, marzo 23, 2007

Una famila ¿con angel?

El cine americano me impresiona no solo por su capacidad de invertir en bodrios como My Super Ex Girlfriend ( Uma Thurman, 2006) ni por la incapacidad de envejecer de Dakota Fanning, sino por la enorme creatividad en las tramas, ya que aún cuando parezca que ya no queda mucho espacio para crear nuevas historias, pues a la larga los elementos son los mismos, siempre nos sorprenden. Por ejemplo: ¿Qué pasa cuando mezclamos en celuloide concursos de belleza, humor negro y transformaciones de 360º?, para nuestra sorpresa esta combinación no resulta en Miss Congeniality 3, sino en una película que este año cautivó el corazón de muchos: Little Miss Sunshine (USA, 2006).


Sin duda algunas de las cosas que más me sorprendieron del filme, es que puedes llegar a amar personajes que en tu sano juicio no tolerarías y más que nada me impresionó que la historia conquistó al público americano aún cuando en muchas partes de su trama destruye sus pilares de superación personal, de niñas “gráciles” all american style y destruye el concepto de la tierra de la eterna esperanza donde todo negocio y/o proyecto con esfuerzo florece.


Para mi opinión, Little Miss Sushine es de esas películas que te dejan una sonrisa al terminar de verlas, y no precisamente porque ya se haya terminado finalmente como me pasó con Solaris (USA, 2002) donde lo único que valió la pena del filme fueron las nalgas de George Clooney, sino porque realmente te atrapa una historia donde todo puede salir mal, pero la familia, la unión y la solidaridad hacen que todo salga a flote ante la adversidad, la muerte y los problemas de la vida diaria. Lo impresionante, es que durante la película uno se puede percatar que la familia en cuestión es en muchos casos más inestable que la cordura de Britney Spears o la carrera de Manuel Landeta.


Es así como aún cuando la familia en la película es disfuncional, da más sostén que un brassiere de Victoria Secret, y a partir de este razonamiento, me puse a recordar como durante nuestra exposición a la televisión, al cine y a la vida social, nos hemos admirado, divertido y hasta aprendido de familias como:

  • Los Simpson: Después de varios años de verlos en la TV, todos terminamos pensando que nuestra familia tiene algo de ellos, o al menos nuestro padre de Homero. Los Simpson nos han enseñado que por más heterogénea que sea la familia, tiene que aceptarse tal cual es con defectos y virtudes. También nos han hecho darnos cuenta que por más perfectos que parezcan algunos elementos de la misma, siempre tienen uno que otro defecto como la adicción al juego de Marge o la incapacidad de manejar el fracaso de Lisa. Lo curioso de los Simpson es que aún cuando son muy problemáticos y a veces anormales, son a fin de cuentas mucho mas armoniosos y unidos que sus excelsos y beatificados vecinos Flanders, comprobando que la naturaleza humana tiende a la entropía, al desorden “armonioso”.
  • Los Peluches: Para no caer en puro malinchismo, también es justo reconocer a una familia “de peluche” que se caracteriza por tener guerras campales con gritos en la cocina y que juran nadie se percata, mientras que realmente todo el vecindario se entera de sus problemas. Creo que este hecho es muy común en México, donde todos los vecinos y sobre todo las vecinas solteronas adictas a “Ventaneando” y a “Hoy” terminan enterándose de todo lo que pasa en la colonia sabiendo a veces más de nuestra historia que nosotros mismos, y súbitamente nos convertimos en el entretenimiento oficial de la cuadra: una novela de televisa en la vida real, con personajes de carne y hueso.
  • Los Adams: Una de las favoritas de la televisión y del cine, fascinante porque aún con todo lo excéntricos y bizarros que son como núcleo familiar, a su percepción ellos son los normales y todos los demás en el mundo son patéticos, aburridos y sosos. La patológica relación entre Merlina y Pericles es realmente muy similar a la mayoría de las relaciones de hermanos, ya que está basada en hacerse daño mutuamente pero no por maldad, sino por la naturaleza genética de pelear por pelear, como lo hacen perros y gatos, sin entender el porqué de la lucha, solo viviéndola, como a muchos de nosotros nos pasa con nuestros hermanos o hermanas.
  • La familia Real Británica: Una Familia Real, muy real. Ya que aún con la sangre azul corriendo por sus venas, tienen los mismos problemas que cualquier familia de la vida diaria: el papá que por alguna razón inexplicable prefiere una amante fea que a la esposa perfecta (qeqpd) o el hijo pequeño “problema” que da shows en la vida pública, o la clásica abuela controladora con mal gusto para los sombreros que quiere manejar la vida de todos. Creo que con ellos aprendemos que en todos los estratos sociales se sufren los mismos problemas, cual diría Verónica Castro, los ricos también lloran.

Desde niños nos enseñan que el núcleo de la sociedad, es la familia, pero creo que después de este breve recuento de algunas de ellas nos damos cuenta que no necesariamente todo es perfecto, sino que en la mayoría de las ocasiones hay fricciones y problemas que son normales, ya que todos somos humanos. Creo que viviendo en una época donde cada 33 horas hay un deceso por narcotráfico, donde nuestra cultura y espectáculos gira en torno a los funerales de Anna Nicole Smith y los problemas fiscales de Paquita la del Barrio y donde gran parte de nuestros políticos son payasos y dinosaurios, creo que es un buen tiempo para aferrarnos a nuestro núcleo: la familia.


Creo que está de más decir que estoy convencido que en nuestros días es imposible catalogar a una familia con una estructura Padre-Madre-Hijos, para muestras tenemos la familia de “Papá Soltero” en la que solo un padre criaba varios hijos. Cada día evolucionamos y estamos más abiertos como sociedad mexicana a familias diferentes, e inclusive al menos concebir dos personas “asociadas” del mismo sexo compartiendo un techo, el pan y una relación. Espero en algún tiempo no tan lejano el factor hijos pueda ser añadido a esa ecuación, permitiendo a las parejas homosexuales adoptar y poder así complementar la mecánica familiar.

Muchas veces nos quejamos de lo militarizados de nuestros padres ó de lo bélicos de nuestros hermanos, algun@s inclusive viven irritados por sentir que no pertenecen a su familia, pero siempre, a final de cuentas y cuando caemos, nuestros familiares siempre están ahí para apoyarnos, amarnos y hacernos salir adelante. Valoremos hoy más que nunca la cuna en la que hemos nacido, y no textualmente y porque haya tenido raso y divinos moñitos azules o rosas, sino porque nos ubica dentro de una estructura familiar, que por más imperfecta que nos parezca a veces, es nuestra, única y para siempre.