viernes, mayo 25, 2007

El Agua es Vida

A lo largo de mi vida, han habido slogans que se quedan en mi mente, tales como “La Chispa de la Vida” de Coca-Cola o “Hará un Tigre de ti” de Zucaritas, que aún cuando nos esforzamos por olvidar para así poder tener espacio libre en nuestra memoria a largo plazo, quedaron grabados para siempre en nuestras juveniles cabecitas susceptibles a los medios de comunicación.

Una de los últimos eslogans que cautivó mi memoria y atención, fue uno de Bonafont: “Una escultura no se hace en un día”. Creo que lo desarrollaron por semejante cantidad de hombres y mujeres de abundantes carnes y lonjas desbordantes, que creían que por cargar una botella de agua y darle unas “chupaditas” unas cuantas veces al día ya iban a quedar con el cuerpo de Gabriel Soto o Lindsay Lohan, aún cuando los rollizos se zampaban cuanta fritanga, pan o postres se encuentraban en su diario andar, mientras que Gabriel y Lindsay seguro se alimentan solo de su ego, alcohol, del olor a dólares, zapatos Gucci y en el caso de la niña problema de Hollywood, proteína natural, de sus amantes en turno.

Independientemente, de que a mi parecer fue realista la campaña de Bonafont para “concienciar” de que no con un cincelazo podías quedar como el David de Miguel Angel, pero todas mis expectativas cambiaron cuando un día, cada semana, los miércoles, mi corazón salta de emoción, al igual que mi hormona y lujuria, pues es un día especial: Bonafont resurte los garrafones de agua de mi oficina.

Esta fascinación por el agua purificada, no solo viene porque soy adicto a ingerir muchos litros de agua al día, sino porque el “aguador” de susodicha compañía, es una rara y maravillosa mezcla, de la cara masculina de un hermano Bichir, la cintura de Orlando Bloom, unas nalgas de campeonato y unos brazos deliciosos que brincos daríamos todos los que vamos al gym de tener, fruto de cargar miles de botellones rosas al día. Debo confesarte que ahora, cual perro de Pavlov, cuando veo algún anuncio de susodicha marca, o veo alguna camisa tipo polo color melón como el uniforme de mi aguador, no puedo dejar de babear y pensar en la excesiva sed que tengo, de agua y de aguador.

No se si sea una estrategia de la compañía, o mi empresa es afortunada por tener a semejante semental mexicanote, pero el resultado es que los miércoles a media mañana, las mujeres biológicas y psicológicas de mi oficina, merodeamos varias veces en la recepción solo para poder ver en primer plano al mencionado objeto de deseo. Honestamente he estado tentado a infiltrarme en las noches y vaciar todos los botellones para así incrementar las visitas de nuestro amado aguador, pero la verdad tengo tanto trabajo que no he podido ideármelas para traer a la vida real una escena tipo Misión Imposible, pero con un fin mucho mas delicioso y superficial que robar información confidencial, ver más a mi aguador. Mientras me las ingenio para vaciar las reservas de agua purificada, no me queda más que esperar ansioso , al igual que much@s de mis co-workers, el día miércoles para que el water-stud haga de nuestra oficina un oasis a la mexicana.

Es así como hoy recuerdo que al igual que la espera de cada miércoles, durante nuestra vida hay días que son básicos y altamente esperados y especulados por todos nosotros, tales como:
  • Los 25 de Diciembre: De niños, por más que tratáramos de estar conscientes que la mayor celebración en Navidad era el nacimiento de Jesús, nuestra parte pecaminosa y material no podía dejar de ilusionarse con los múltiples regalos que el señor de barba blanca y cuerpo de Paquita la del Barrio, nos traían cada día 25 de Diciembre. Es así como la noche del 24 dormíamos menos de 2 horas, y lo único que pensábamos era si se había completado nuestra enorme lista y sus anexos, y rezábamos porque Santa Claus no se acordara de las veces que maltratábamos a nuestros hermanos, y para que no nos trajera un pedazo de carbón. Los 25 de Diciembre eran tan esperados que para hacer con éxito nuestra cartita-lista de regalos desde Octubre, cada domingo con tal de ver las novedades en los juguetes, nos chutábamos por 3 horas a un señor ataviado con más lentejuelas que Francis el travesti, y haciendo voz de niño violado, a.k.a. "Chabelo" y aún así queríamos ir a su show solo por ganar en las catafixias, aunque fuera un mueble troncoso.
  • Las Vacaciones: A toda edad el salir de vacaciones es un placer esperado y planeado por semanas, la diferencia radica básicamente son los destinos y el poder que tenemos en elegir el destino. Pero el común denominador es la ilusión de salir de la ciudad ya sea para dorarnos cual pollos en el asador tirados en la playa, desayunar con Mickey Mouse, apostar hasta los calzones en alguna mesa de poker en el MGM de Las Vegas ó ligar a miles de europeos en algún crucero gay por las Islas Griegas. Esta ilusión hace que días antes del viaje no pensemos en otra cosa que descansar, y nuestra capacidad en concentrarnos en nuestros labores es mínima, y continuamente nos hallamos en el limbo del procesamiento mental, deseando que el tiempo pase más rápido y podamos subirnos al avión y empezar a disfrutar.
  • Las Quincenas: Ya de adultos y sin la ilusión de recibir a Santa Claus, cada dos semanas también esperamos con ansias la llegada de nuestra quincena, ese día hasta el sol parece más brillante y la gente luce más feliz. La llegada de la nómina probablemente no es tan sorpresiva como un regalo de Navidad, pero nos permite auto-regalarnos lo que nosotros deseemos. El problema radica en que con el paso del tiempo y acumulado de deudas y sueños guajiros, cuando nos llega el cheque ó nos depositan en nuestra cuenta, ya tenemos más que repartido nuestro salario, por lo que la fracción del mismo destinada a “frivolidades” no puede ser mucha, y entonces dejamos de ver la nómina como algo de premio, para pensar que no nos pagan lo suficiente e inclusive dejar de ser felices cada día de pago, y solo fijarnos en cosas negativas como que el tráfico se pone de locos y que en cualquier esquina te para la ley, porque los policías también quieren su quincena, pero a partir de la nuestra.
  • Regresar a México luego de larga ausencia: Ya sea por viajes de trabajo ó intercambios, luego de pasar varias semanas o meses lejos de nuestro bello México, no podemos dejar de tener nostalgia de la comida picante, de lo cálido de la gente y de la tranquilidad de sus calles, sobre todo si llevamos días comiendo col fermentada, o estamos rodeados de europeos fríos o si estamos en Colombia. Es así como añoramos regresar a nuestra tierra y contamos las días y horas para hacerlo, por lo que finalmente cuando llega el ansiado día de regresar a nuestro país, y cuando descendemos las escaleras eléctricas del aeropuerto teniendo como fondo musical “México en la piel” de Luis Miguel, besamos el piso como el Juan Pablo II, salimos al estacionamiento y recordamos el tráfico, las manifestaciones en el DF, los sustos que nos da ver la cara de Elba Esther Gordillo en primera plana de todo periódico ó la impuntualidad de la gente, y entonces empezamos a contar las horas, pero para salir de México nuevamente.


Creo que en esta vida, es sano y motivante, tener días especiales que nos ilusionen y que esperemos ansiosamente, que hagan la vida “real” más llevadera. El problema radica en cuando dejamos de vivir el presente por esperar el futuro, y dejamos de disfrutar cada segundo del día solo por esperar que corra el minutero más rápido y llegue el día o momento esperado. Es por eso que hay que tratar de disfrutar cada vaso de agua que tomamos, porque el agua nos hidrata y nos refresca, y no solo porque estamos a 355 mL menos de que llegue el aguador.

Disfrutemos hoy a cada persona que veamos, cada cosa buena que podamos hacer por nosotros mismos y por los demás y preparémonos trabajando hoy, para las cosas buenas que vienen en el futuro.

Feliz Fin de Semana, y que si se han portado bien, Bonafont los visite, aunque sea en sueños.