viernes, noviembre 24, 2006

Nuevamente: Shopping Navideño

Nadie en esta vida es capaz de detener el tiempo, ejemplo de esto son algunas “preciosidades” de antaño como Liz Taylor o Farah Fawcett, quienes hoy en día y aún con botoxeadas, liftings y más trabajos manuales en la cara que todo el Monte Rushmore ya se ven considerablemente maduritas y traqueteadas por la vida, mostrando que la belleza eterna solo existe en la fumada mente de Oscar Wilde en El Retrato de Dorian Gray.

Otro ejemplo del inclemente paso del tiempo, lo experimenté cuando súbitamente me hallé en mi carro hacia McAllen, exactamente en las mismas fechas que hace un año, cuando debido a mi “accidentado” viaje de shopping navideño decidí empezar a escribir esta columna semanal que tanto me ha alegrado mis viernes y que ya forma parte de mis hobbies habituales, al igual que despedazar a la artisteada Mexicana, argumentar por el simple amor a mantener viva mi retórica y hacer más bellas a las personas.

Debo confesar que en esta ocasión, y retando a toda lógica y razón así como el sueño de mis acompañantes, decidí partir hacia la susodicha extensión de Monterrey a horas insólitas (léase 2:00 AM) con tal de no pasar nuevamente horas de espera en el puente Internacional y así agilizar la adquisición de presentes navideños. Fue así como llegamos sumamente temprano a McAllen y tuvimos la gloria de “abrir” varias tiendas de mi agrado, evitar señoras coléricas e histéricas y entregarnos a la música ambiental navideña de las tiendas y a las delicias de las compras en plástico y firmar hasta que el cuerpo aguante.

La verdad es que pocas son las personas que pueden seguirme el paso en el shopping, por lo tanto tengo que estar animando a mis acompañantes cual coach deportivo o Miguel Angel Cornejo a ejecutivos desmotivados, y fue así como estimulé oralmente (sin malos pensamientos) a seguir adelante arrasando con las ofertas y nuevas tiendas a mis acompañantes, pero aún así a final del día pocos seguían sonrientes y con poder de compra, lo que me llevó a darme cuenta, que aunque suene a junta de Alcoholicos Anónimos, tengo que admitir que tengo un gran problema, soy sumamente adicto al shopping en USA ya que toda la experiencia me causa un gran placer a veces malsano por muchos motivos, entre los que se hayan:
  • Verdaderos orgasmos visuales y oflativos en las tiendas: Muchas tiendas han tenido la sabiduría de seguir la filosofía “El Sexo Vende” y es así como es imposible que en mi sano juicio deje de visitar Abercrombie&Fitch en un mall americano, ya que es toda una experiencia orgásmica para mis sentidos, desde el póster de algún modelo guapísimo que te recibe en la entrada, los vendedores que parecen sacados de una fantasía sexosa tipo college perverso, las texturas de la ropa e inclusive el olor a la tienda, fragancia de la marca, que te hace imaginar que esos cuerpos viriles de ensueño, que posan a media luz, no solo te dejan físicamente satisfecho y bien vestido sino que aparte huelen a Dioses.
  • Puedes perderte por días en un Target: Aunque suene a Señora con hijos, tengo que confesar que me puedo perder por días completos en esta tienda y salir con dos o tres carritos llenos de compras, ya que si el paraíso fuera una tienda americana, sin duda sería Target. Es maravilloso como en un mismo lugar puedes comprar desde una aspirina, hasta un iPod, pasando por decoración de diseñador a bajo costo, galletas chips ahoy chewy, edredones de ensueño de Isaac Mizrahi y hasta una que otra prenda a precios de locura, ¿puede ser algo más perfecto? Ni siquiera Martha Stewart de Kmart con todo y sus fraudes fiscales pueden llegarle a los talones a Target.
  • Los buffets Chinos: Como todo deporte, gran parte del éxito en el shopping depende del entrenamiento y la nutrición. La parte del entrenamiento se soluciona corriendo al día 5 Kilómetros y tomando agilidad en conversiones mentales dólares-pesos para saber si conviene o no la adquisición potencial, y la parte de nutrición se complementa con una reconfortante comida de buffet en algún delicioso restaurante Chino. No se si sea por que están acostumbrados a administrarse por su sobrepoblación, pero los asiáticos logran tener más de 20 platillos de pollo, pescado, res, cerdo y camarones, acompañados de decenas de guarniciones y postres, al democrático precio de 10 dólares, mientras que en Monterrey ya ni una cena de tacos de la calle te salen a esa módica cantidad, con el riesgo de que te estén dando carne de tu fallecida mascota “Fido”.
  • La ilusa sensación de ahorro: Indiscutiblemente muchos de los que compramos en McAllen, San Antonio, Houston y demás, tenemos la inocente e ingenua idea de que estamos ahorrando miles de pesos en nuestro surtido habitual de guardarropa al comprar en suelo americano en vez de comprar en nuestros centros comerciales nacionales, pero aunque me resulte aún más doloroso que admitir la inexistencia de Santa Claus, tengo que aceptar que lo que uno se ahorra en algunas prendas, lo desquita adquiriendo el doble de ropa que uno compraría en su sano juicio en México, ya que los malditos mercadólogos gringos nos tienen muy bien medidos, y sacan atractivas ofertas de 3x2, o “bonos” por 20 dólares al adquirir 100 dólares en sus tiendas, y es así como la idea de gastar 700 dólares, queda en el olvido y terminamos gastando el doble o triple de nuestro presupuesto, pero eso si, surtidos hasta las chanclas de nuevos ajuares.


Debo de ser objetivo y darme cuenta que la Malinche se posesionó de mi psique mientras escribía, y que me salió lo pocho a más no poder, pero aún así sigo pensando que un fin en McAllen es relajante, estimulante y entretenido, sobre todo cuando vas acompañado de tus amigos y cualquier pequeño detalle es un chiste y se comparten momentos de sano consumismo.


Creo que lo importante en estas actividades de fin de semana, radica en un equilibrio, como todo en la vida, entre gasto, tipo de esparcimiento y compañía. Aún cuando aparentemente Texas sea el lugar más feliz de la tierra para los regiomontanos y tamaulipecos, hay que tener un balance y también visitar y recrearnos de maneras diferentes, con esto me refiero conocer más de nuestro propio país, lanzarnos a la aventura de conocer más de nuestra historia, nuestra geografía, o si de plano tenemos la fuerza de voluntad de Paris Hilton y no podemos dejar de comprar, podemos al menos lanzarnos al shopping artesanal en Guadalajara o de zapatos maravillosos en León.


Ahora es tiempo de prepararnos para nuevas épocas, no solo las navideñas, sino también de cambios de poderes en el país, de retos para ser más productivos y de despertarnos como país para acelerar la marcha hacia el desarrollo, y creo que la mejor forma de lograrlo es estando juntos, con metas claras y trabajando día a día para hacer de nuestro México, un lugar mejor.