viernes, mayo 26, 2006

Es o no es?

Estimado lector: Esta última semana, no importa si no estuviste al tanto de la volatilidad del peso en las divisas internacionales, o la decisión del senado con respecto a la reforma migratoria; todo se olvida siempre y cuando sepas del posible pleito de González Iñárritu con su escritor por la película Babel, o las especulaciones sobre el nacimiento del bebé Namibiano Pitt-Jolie, o de la celulitis y estrías de Katie Holmes después de su embarazo. Todas estas relevantes noticias las podemos encontrar en edificantes publicaciones tales como People o Cosmopolitan, Biblias de la prensa rosa. Al hojear estas revistas, para mantener mi status de el Patty Chapoy de la gente bonita, saltan a mi vista Brad Pitt, Tom Cruise y David Beckham, los tres Dioses Griegos de la Fertilidad Contemporánea que se aferran a una nueva identidad: La Metrosexualidad.

Durante mi infancia muchas veces oí que a media luz todas las gatas son pardas, y últimamente, en mi eterno afán de aferrarme a las verdades universales, me he cuestionado, si a una luz metrosexual, todos los hombres son iguales, y es que es preocupante para el gaydar de cualquier mujer o hombre homosexual en búsqueda de ligue, que ahora no nos podemos dejar llevar por nuestros “feeling” ya que ahora no cualquier hombre que se vea arreglado y que valore los placeres del lujo personal es de “el club de los humildes”. Es por eso que hoy me cuestiono cuales son rasgos característicos con los que aún podemos diferenciarnos entre la multitud:
  • Relación con la progenitora: Es prácticamente un rasgo generalizado que los homosexuales tenemos una relación muy especial con nuestra madre, a veces tan cercana, que raya en un complejo de Edipo o una patología con requerimientos de psicoterapia, si no, pregúntenle a Pedrito Solá. Idolatramos la figura de nuestra madre e inclusive de jóvenes, en nuestra etapa de negación a nuestra condición, nos consolamos a nosotros mismos diciéndonos que no tenemos novia porque no hemos encontrado a una chica tan buena como nuestra madre.
  • Elección de atuendo: Hoy en día, cualquier wannabe fashion straight puede ir a Zara o a Springfield y saber que si mide más de 1.70 y tiene cintura 32 o menor y cuenta con 800 pesos puede lucir bastante aceptable y arreglado, pero el sentido de la moda va mucho más allá de lucir bien, por lo que actualmente podemos identificar que el gay lucha por ser más original y vanguardista y se atreve a experimentar con verdaderos diseñadores o inclusive customizar sus atuendos. Por lo que si eres niña y el muchachito que te gusta para novio usa mejor la máquina de coser que tú o sabe ampliamente cuales son las tendencias de Donatella y de Dolce para el Otoño entrante, consuélate en que pierdes un ligue pero ganas una nueva amiga.
  • La vanidad extrema: Con señas tan distintivas como una foto de close up en el Messenger o el tener 2523 fotos en el hi5, desde la clásica en traje oscuro, pasando por bañador y hasta a veces traje típico, fácilmente podemos identificar al extremadamente soberbio en su físico homosexual, el cual se muestra al mundo como Pavo real, aunque en la vida real parezca más una gallina de rancho.
  • La regla del vino y de la cerveza: Mi paso por el mundo me ha enseñado que en la mayoría de los casos, el gay es como un vino tinto, el cual va tomando más sabor, taninos, clase y costo con el paso de los años, generalmente el niño gordito de lentes de primaria evoluciona a un treintañero con look de modelo de GQ, mientras que los heterosexuales son como una cerveza, saben mejor recién hechos, y con el paso del tiempo pierden frescura y cuerpo, es así como el sexy preparatoriano tipo Abercrombie que jugaba futbol soccer, se convierte en un hombre con panza, calvo y sin trasero. Así que por más de que hoy en día no haya diferencia entre ambos bandos, el paso del tiempo será un buen parte aguas.
  • El amor por el deporte: Al gay le gustan los deportes, siempre y cuando sea de dos tipos: Jugado por hombres con poca ropa y/o ajustada, como el americano o los clavados, para darse tacos de ojo ó bien, los deportes tipo patinaje artístico o gimnasia olímpica, porque en el fondo a todos nos hubiera gustado ser una grácil Nancy Kerrigan o una campeona en rutina de piso o barras asimétricas como Nadia Comaneci.
Estas son solo algunas de las características generalizadas que pueden ser de peso para hacernos una idea más clara sobre “el bateo” del hombre; pero cabe mencionar que ahora también algunos entes gay, optan también por tener características muy hetero, tales como ser fans del futbol (del cual por cierto, a mi solo me gusta cuando hacen “murito” en los penalties tapándose zonas interesantes y poniéndose bien juntitos) o tal vez hay otros que optan por tener cero cultura artística (creánme o no, hay gente de ambiente hoy en día que no han visto Funny Girl de Barbra Streisand o Gipsy con Bettle Midler).

Creo que en esta vida tratamos de ser siempre muy categóricos: o son peras, o son manzanas, y muchas veces con el afán de “diferenciarnos” de los hombres heterosexuales optamos por menospreciarlos, considerándolos más tontos ó menos fashion; tal vez como una vengativa respuesta a comentarios sexistas y discriminadores que oímos de muchos de ellos todos los días. Creo que lo realmente importante, es darnos cuenta que independientemente de que a unos “se nos haga agua la canoa” (léase ser gay) todos a fin de cuentas somos personas, imperfectas, con corazón, con mente y con espíritu, y como tales debemos aceptarnos los unos a los otros, y los que podemos, ponernos una peluca afro, unas plataformas de 15 cm y cantar juntos una verdad milenaria: We are family! I have all my sisters (and brothers OK! ) with me...
Feliz fin de semana!!!!!