viernes, octubre 13, 2006

El ejercicio de la vida

No cabe duda que todo en esta vida tiene un ciclo, y es así como dejamos atrás etapas, zapatos de plataforma, personas y copetes ochentosos tipo Flans. Esta semana, mientras sudaba la gota gorda en la banda para correr de mi gimnasio, pude ver en las pantallas como Victor Trujillo, cerraba una etapa en su vida y transmitía por última vez a su pequeño hijo-programa “El cristal con el que se mira”. Debo confesar que fue algo angustiante verlo al final agitando la mano como 4 minutos al aire mientras pasaban la cortinilla de créditos. Estoy seguro que más adelante saldrán nuevos proyectos para este artista, de preferencia si es personificando a la Beba y a sus calenturators que tanto extraño, al igual que las tangas de los calenturators.

Justo al terminar el programa de Trujillo, empezó el casi eterno y refrito programa matutino de Televisa: HOY, y me cuestioné sobre cuando se terminaría el ciclo del ya tan choteado programa. Estaba a punto de empezar a ignorar a la televisión para abstraerme en mis pensamientos más profundos, cuando de repente las pantallas se vieron iluminadas con la imagen de un adonis de rizos oscuros que apareció junto a Andrea Legarreta y sus dos enormes y lactantes boobies. El efebo en cuestión, resultó ser Alejandro Maldonado, un nuevo maestro de yoga con cuerpo de David de Miguel Angel, que sin pensarlo dos veces y ante mi sorpresa se quitó la camisa y tuvo un segmento de 10 minutos maravillosos, donde movió ágilmente sus marcados brazos, sus piernas de ensueño y mostró su capacidad de quedar más retorcido que una fantasía hardcore de Sergio Andrade.

Al final de la aparición del guapísimo Alejandro, no pude dejar de pensar que el húmedo piso en la zona de Cardio del gimnasio, no solo era a causa de sudor, sino de diversos fluidos humanos, como saliva claro está. Y solo pude ver a varias señoras (y uno que otro joven sterosexual como su servidor) con la boca abierta, jadeando y babeando luego de ver a Alejandro juntar su cabeza con la entrepierna en alguna extraña posición de yoga que yo hubiera titulado “dos cabezas piensan mejor que una”.

Luego de recuperarme del orgasmo visual de ver al maestro de Yoga en acción, no pude dejar de pensar, que todos los que en ese momento estábamos en el gimnasio, a su debida proporción, teníamos como misión, consciente o inconsciente el alcanzar un físico envidiable, al igual que el mono flexible de la TV, y cada uno se esfuerza para tener un cuerpo sano y agradable a la vista. Pero como si hasta en los perros hay razas entre nosotros que no va a haber, me di cuenta que hay varios grupos de personas, que aunque tienen el mismo objetivo de lucir estéticos, tienen características muy propias, tales como:
  • Los Schwarzenegger: Encumbrados en la zona de peso libre del gimnasio, ataviados con minúsculos shorts que muestran su abundante pierna, y camisas tipo tank para presumir pecho y brazo a gusto, hallamos a los Dioses del músculo, los cuales tienen un porcentaje de grasa menor que el coeficiente intelectual de una rubia oxigenada de California. Estas moles humanas resultan ser bastante adictos a la carnitina, vitamina, creatina y todas las cosas que les vendan en GNC que terminen en INA (menos vagina en algunos casos) cabe mencionar que muchas veces se hacen licuados proteínicos Light con muchas cosas que no pueden ni pronunciar, pero que toman de igual forma porque es recomendado por su instructor: otro Schwarzenegger.
  • Las Husband-Hunters: Un importante grupo de todo gimnasio son aquellas mujeres treintañeras, que motivadas por un esquema social donde casarse es casi tan importante como respirar, buscan desesperadamente encontrar a su príncipe azul hasta en el gimnasio, y de preferencia que venga con palacete en Chipinque, cuenta de banco de varios millones y un Ferrari incluidos. Estas mujeres aprovechan cada instante para lucirse ante los esposos potenciales, por lo que usan coquetos y perfectos coordinados Puma con pants tan pegados que parecen body paint, y peinados perfectos que mantienen aún después de la clase de aeróbics más pesada. Lo impresionante es que van al gimnasio y no sudan una sola gota, y sonríen a la más mínima provocación, ya que están convencidas que en cualquier momento un galán se puede enamorar de su sonrisa.
  • Las Magnolias de Acero: En las mañanas todo gimnasio se llena de un clan de mujeres, de las que seguro Ricardo Arjona se inspiró para su canción de “Señora de las cuatro décadas”, ya que aún cuando muchas son madres y algunas hasta abuelas tienen el abdomen que Britney Spears tenía antes de sus atrofiantes embarazos. Estas féminas se toman muy a pecho la imagen personal, así que invierten gran parte de su día en tomar clases de spinning, step, correr y demás ejercicios que las dejen más sabrosas que a las secretarias de sus maridos. Las Magnolias de Acero tampoco se tientan el corazón a la hora de las cirugías, ya que si es cierto que el ejercicio ayuda, tampoco hace milagros, y no se puede hacer mucho contra la ley de la gravedad, por lo que continuamente las podrás oír comentando del nuevo cirujano plástico del Hospital San José, o las maravillas de la banda gástrica del Muguerza.
  • Los wannabe-fit: Es muy común observar gente con cuerpos nada estéticos que jura vivírsela en el gimnasio, muchas veces no entendemos como pueden pasar hasta 3 horas en el gimnasio al día y lucir con más peso que Sasha Sokol después de las drogas. Luego de analizar que hacen en el gimnasio todo toma sentido, ya que este grupo cree que por pagar una suscripción e irse a parar al gimnasio automáticamente se volverán más delgados. Este grupo, integrado por hombres y mujeres se dedica a pulular por el gimnasio, sacándole plática hasta a la señora de la limpieza, entreteniéndose con revistas y pasando gran tiempo en la barra Light tomando licuados y bebidas energizantes, pero realmente pasan poco tiempo haciendo ejercicio.
  • Skinny-Queer: Un marcado grupo de personitas son aquellos entes “fuertes” que enfundados en Abercrombie ó D&G hacen que el gimnasio parezca catálogo de underwear de Calvin Klein. Para ellos el gimnasio es casi una iglesia y un antro vespertino. El Skinny-Queer es aquel joven u hombre que independientemente de la edad es adicto a todos los geles para abdomen del mercado y trabaja intensamente para tener un cuerpo marcado más no “mamey”, ya que el chiste para este grupo no es parecer gañán de la lucha libre, sino un modelo de Gucci, y de paso ligar algo en el gym, otro skinny-queer claro está.
Luego de repasar a todos en mi gimnasio, me puse a pensar que es interesante ver que independientemente de un mismo fin, cada persona elige su propio ritmo y estilo para lograrlo, ya que independientemente de que seas una señora de 40 años o un Brian Kinney de gym, todos buscamos mejorar nuestra apariencia, mantener sano nuestro organismo y porque no, echarnos un taquito de ojo viendo a nuestros compañerit@s de gimnasio.

En la actualidad, los medios informativos nos bombardean cual es el must, en el cuerpo del hombre y la mujer, pero creo que lo más importante que puedo concluir sobre el ejercicio, es que como todo en la vida tiene que hacerse con límites, ya que el ser humano debe de ser integral y crecer no solo en masa muscular sino también en cerebral y espiritual. Para mucha gente, es muy fácil tener unos bíceps del diámetro de su propia cabeza, pero les es difícil poder hacer algo por su prójimo, por lo que nuestro compromiso debe de ser crecer, en todo el sentido de la palabra.

¡Feliz fin de semana!